Delivery Hero, la empresa alemana que maneja la mayoría de las acciones de Glovo, acaba de presentar unos resultados más que positivos para la prensa, y unas proyecciones igual de optimistas. Sin embargo, el gigante alemán de las entregas de alimentos ha querido evitar un tema que desde hace años se les hace demasiado complicado: los repartidores en España, donde intentan que sigan siendo autónomos a pesar de las presiones de Ley Rider aprobada en 2021, y donde enfrentan varias versiones del problema en los tribunales.
«Sabemos que hay mucho interés con el tema de los Riders en España», explicó uno de los directivos de la empresa en la reciente presentación de resultados, según recogen desde Bloomberg aunque el vocero no se identifica, «esperamos tener noticias pronto, pero de momento no estamos en posición de contar más nada».
Es una posición extraña de cara a los inversores, a principios del año el gigante alemán apartó 400 millones de euros para las sanciones que sabían que tendría que asumir Glovo por la forma en que manejan laboralmente su relación con los repartidores, que insisten es necesario que sigan funcionando como autónomos para darle a la plataforma la flexibilidad de funcionamiento que consideran necesaria para la realidad de su estilo de negocio, como alguna vez lo han contado a este medio.
Lo cierto es que son muchos los problemas y costes legales a los que se ha enfrentado el unicornio español para seguir operando en el país. No solo son las sanciones económicas y las inspecciones de trabajo, sino que el consejero delegado y fundador de la empresa, el catalán Óscar Pierre, está siendo investigado por fiscalía y podría incluso sufrir tiempo de cárcel. En esa situación es complicado enfocarse únicamente en los datos económicos, y no pensar en que el futuro de la empresa, al menos en territorio ibérico, es resolver la situación.
Es que tras años en los que parte del problema era que los datos de la empresa terminaban en perdidas importantes. Es que el sector delivery hasta hace poco era un hoyo negro en la inversión, y se traducía en que cada presentación de resultados, al menos vista desde afuera, pareciera apocalíptica. De momento, el principal problema de la plataforma, al menos en España, es la situación legal y, por supuesto, la crisis reputacional permanente que viene de la mano de la situación de estos repartidores, que es un punto de tensión desde hace años.
LA NORMATIVA EN EL RESTO DE EUROPA AFECTA LAS OPERACIONES DE LOS VECINOS DE GLOVO
Lo cierto es que Glovo no es la única empresa manejada por Delivery Hero que tendrá que enfrentar este tipo de situaciones. Aunque desde el gigante alemán han desestimado los efectos de la normativa europea de trabajo en plataformas, y su propia impulsora, Yolanda Díaz, no está demasiado conformo con lo aprobado, la realidad es que los países de la Unión Europea tienen un par de años para empezar a aplicarla y que desde 2026 las plataformas tendrán que asumir una relación directa de laboralidad con los repartidores.
Además, la medida no se queda allí, son varios los estados que desde Estados Unidos han empezado a exigir a las plataformas salarios mínimos y condiciones básicas para repartidores, algo que otras plataformas como Door Dash y Uber Eats han criticado, pero que bien puede marcar pauta, y en otros países donde han recibido denuncias por la realidad de sus repartidores, muy diferente a lo que se espera de otros «autónomos» y han tenido que asumir los costos de despido más de una vez, a pesar de asegurar que los trabajadores no están contratados.
LOS OJOS PUESTOS EN ASIA
Mientras intentaban ignorar la situación en España, buena parte de la conferencia volvió a enfocarse en los esfuerzos de la empresa en Asia. La realidad es que se ha tratado de una apuesta importante, sobre todo en Corea del Sur, y aunque en algunos territorios se han tenido que retirar para recortar gastos y llegar finalmente a los números verdes, parece que sigue siendo importante para la empresa terminar de aterrizar en este continente y mejorar su situación.
La división en la región de Asia reportó a la compañía un total de 1.053,3 millones de euros y la de Oriente Próximo y Norte de África 891,3 millones de euros, un 13,3% y un 23,2% más que un año antes, respectivamente.
Después, Europa aportó 467,8 millones de euros, un 26,5% más, y el continente americano otros 234,1 millones de euros, un 15,9% más. A estas cantidades habría que sumar 672,7 millones por la integración vertical de operaciones y detraer 84,5 millones por consolidación.