10 años de Yeezus: La última cumbre de Kanye West antes de perder la cordura

¿Qué es la primera imagen que te viene a la cabeza cuando lees el nombre de Kanye West?. Lamentablemente, es posible que sea el que alguna vez fue el mejor rapero del mundo y el productor más interesante del mundo del pop cubierto de negro y defendiendo a los nazis en algún pódcast. Pero es difícil ignorar el tamaño de la figura del nacido en 2013, cuando ‘Yeezus’ su experimento con el sonido industrial vio la luz, aunque en el fondo ya había tenido que enfrentar varias controversias.

La más famosa de ellas es, por supuesto, arrebatarle el micrófono a Taylor Swift para, sin permiso de Beyoncé, defender el video de ‘Single Ladies’. Si bien tenía algo de razón esa decisión tuvo efectos irreversibles en las carreras de ambas artistas, pero en ningún caso hizo tanto daño inmediato como en el caso de West, y tardó cuatro años en recuperarse. 

Para ello tuvo que grabar ‘My Beautiful Dark Twisted Fantasy’, aun su mejor disco. Pero lo brillante de ese trabajo era que es un disco sobre lo absolutamente imbécil que es Kanye West, recordemos que el sencillo ‘Runaway’ invitaba en el coro a «levantar la copa por los idiotas». Sin embargo, hay un límite en lo que puede hacer un artista señalado por todo el mundo, incluyendo al propio artista. Por tanto, la tarea del siguiente trabajo de Ye’ era evidente: Hacer que volviera a ser cool. 

El primer paso fue entrar al estudio con el que fuera su mejor amigo: Jay-Z. Después de todo, West produjo algunos de los temas que hicieron despegar al neoyorquino y el autor de ‘99 Problems’ ayudó a que despegará como solista. Pero ‘Watch the throne’ es un logro compartido, y el de Atlanta siempre ha tenido que hacer todo solo. 

En consecuencia ‘Yeezus’ es, desde su título, muy diferente a sus trabajos anteriores. Su producción minimalista que bebe del sonido industrial de artistas como Nine Inch Nails o hasta Marylin Manson. Pero llevados a lo más minimalista, beats electrónicos de dos notas en los que cabe el fin del universo, todo amarrado por un rabioso flow de Kanye que jamás ha podido repetir. 

EL DISCO MÁS POLÍTICO DE KANYE WEST

El otro punto interesante de este disco es que es donde Kanye West mejor expresa su lado más político, considerablemente mejor que en su campaña presidencial en cualquier caso. Canciones como ‘Black Skinhead’ intentaban traducir la ira de una población negra que ya podía adivinar que no todo el mundo estaba feliz con la idea de un afroamericano en la casa blanca. Otros temas como ‘New Slaves’ repasan el rol de figuras de color en una sociedad que hace menos de un siglo no les daba «agua clara».

También se atreve a ver algo de la oscuridad de su interior, en particular temas como ‘Hold My Liquor’ o ‘I’m A God’ donde lidia con el daño que una y otra vez su propio ego ha hecho a su carrera. Pero hay dos problemas con esta búsqueda, de equilibrar los políticos y lo personal: El sentido del humor de Ye, que aquí lo lleva a combinar una publicidad de su línea de ropa con una referencia a Malcolm X, y la complicada realidad de que ‘To Pimp A Butterfly’ de Kendrick Lamar ya había revisado muchos de estos temas de forma más interesante.

EL CAÓS DE LA PRODUCCIÓN

Pero lo que las letras de West no es capaz de expresar la producción cubre sin demasiados problemas. Para ser justo es una mezcla de lo mejor del hip hop y la electrónica con Rick Rubin a la cabeza seguido de nombres como Daft Punk, Justin Vernon, Lupe Fiasco, una recién descubierta Arca y el propio Kanye West. Lo cierto es que está producción eleva incluso los momentos más líricamente tontos el dream team de productores consigue un sonido violento, tenebroso y fascinante. 

Lo terrible es que es la última vez que la música del artista fue más importante que su circo personal. Desde su relación con Kim Kardashian, pasando por su nueva discusión con Taylor Swift o los comentarios sobre como la esclavitud fue una elección era imposible darle prioridad a trabajos como ‘Lif of Pablo’ o ‘Ye’. Hoy Kanye es un chiste de cultura pop, pero en algún momento fue el artista clave del género musical que hoy la domina, y vale la pena recordar cuando su trabajo era lo más interesante del rapero.