Pagar por Trabajar: Primavera Sound y Mad Cool «violan» el derecho de la prensa

Cubrir un festival puede parecer lo más divertido del trabajo del periodista cultural durante el verano, pero, por supuesto, no todo es lo que parece. El que haya cubierto un evento como el Primavera Sound o el Mad Cool sabe que se trata de estar despierto hasta las 4 am, ver los artistas que pide tu editor y escribir al llegar a casa tras pelear por un taxi, esto ignorando a los camarógrafos que tienen que cargar con su equipo bajo el calor del verano. Vamos que se trata de trabajo, con lo bueno y lo malo. 

El problema es que es una clave dentro del sector, y que ambos festivales obligan a pagar para recibir una acreditación de prensa. A sabiendas de que se tratan de fechas que no pueden ser ignoradas en el calendario cultural se pueden permitir la controvertida decisión.

Los periodistas al menos pueden celebrar que no tienen que pagar tanto por realizar su trabajo como para disfrutar simplemente del evento. 50 euros el Primavera Sound de este año y 30 euros el Mad Cool en su último par de ediciones, de momento no revelan si este año repetirán la medida. En teoría se supone el objetivo de esto es apartar a periodistas que solo quieran disfrutar de los festivales de las zonas de prensa, pero en la práctica dificulta la posibilidad de cubrir el evento para medios medianos y pequeños. 

Es una medida que desde la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, FAPE, no ha conseguido una reacción con la misma asegurando que hasta el momento ignoraban la situación. Desde la capital la Asociación de la Prensa de Madrid ha sido mucho más firmes rechazando la medida: «Hay que rechazar el cobro a la prensa de acreditaciones para cubrir información de eventos públicos, como los festivales. Si se han producido abusos, lo que han de hacer los organizadores es pedir a los solicitantes que demuestren que trabajan para un medio de comunicación y que van a dar cuenta en el mismo de ese evento», escriben desde la asociación.

JUSTIFICACIONES COMPLICADAS DE AMBOS FESTIVALES

Es profundamente divertido ver los malabares discursivos de la organización de ambos festivales para explicar el porqué necesitan cobrar por la posibilidad de realizar crónicas del evento. En 2014, cuando desde el festival fundado en Cataluña se empezó a pedir los 50 euros por el privilegio de contar su evento, se explicó que era una forma de mejorar la experiencia de los periodistas y mejorar las condiciones de trabajo del festival. 

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«Como objeto favorecer las condiciones de trabajo y la experiencia global de los medios acreditados antes, durante y tras el evento», aseguraba el comunicado de ese año. En el caso del Madcool desde 2019, cuando empezó a cobrar a los medios por cubrir el evento, aseguran que es un ingreso que se entrega a diferentes fundaciones, aunque no comentan que estas donaciones pueden ser desgravadas posteriormente de los impuestos de la organización. 

Lo cierto es que la decisión demuestra poco interés en las crónicas y reportajes sobre estos eventos. En la práctica, si el evento el bueno, uno de estos textos puede servir para atraer asistentes en años posteriores, aunque evidentemente corren el riesgo de recibir críticas negativas por la organización o algunas de las presentaciones, pero estas también pueden generarles beneficios si son atajadas a tiempo. 

EL PRIMAVERA SOUND NO CAMBIA CON SU LLEGADA A MADRID

Aunque aún falta confirmar que el Mad Cool seguirá con la misma estrategia en cuanto a su relación con los medios no deja de ser preocupante que para el festival catalán llegar a otra ciudad mantengan la misma actitud de cara a la prensa. Además de este caso han tenido acusaciones de expulsar a medios de la edición de la ciudad condal y el propio director del festival, Gabi Ruiz, ha aceptado que no siempre ha sabido manejar este tipo de situaciones. 

Pero la otra preocupación es que haya podido mantener este modelo de cara a la prensa desde 2014, y que el Mad Cool haya decidido imitarlo. No es una buena señal que los periodistas acatemos esta decisión lo suficiente como para que se mantenga sin grandes discusiones. Al mismo tiempo es evidente que los grandes festivales son los principales culpables, después de todo no todo el que va a escribir la crónica de un evento puede decidir no hacerlo. 

Al mismo tiempo eventos como el Dcode, que cierra el verano madrileño, o las Noches del Botanico no tienen este tipo de exigencias. Es posible, por tanto, que la mejor estrategia sea mover el foco.

En cualquier caso considerando los miles de asistentes que pagan su entrada no parece necesario tomar un bocado extra de los periodistas. Sí existe la necesidad de hacer una criba de medios o periodistas seguramente hay formas más lógicas que hacerlo que obligar a los profesionales a pagar para ejercer su oficio.