Creed espera despedirse de la sombra de Rocky en su tercera entrega

Es difícil imaginar el valor que debió acumular Ryan Coogler para, literalmente, presentarse frente a Silvester Stallone con el guion de ‘Creed’ y comentarle que tenía una idea para una nueva cinta de la saga Rocky. Lo cierto es que la figura de Stallone interpretando al boxeador era de las más icónicas de la historia del cine, también es cierto que tras esa primera película, un clásico en toda regla, las secuelas fueron perdiendo su nivel. 

Pero fue bastante sorpresivo que esa cinta fuese un éxito tanto en la taquilla como en la crítica. De hecho le sirvió a Stallone para conseguir su primer Globo de Oro como actor y su primera nominación como actor por su versión anciana y cansada del ‘semental italiano’. También disparó a Michael B Jordan, que hacía el papel protagónico como Adonis Creed, el hijo del mítico Apolo Creed, rival de Rocky en las dos primeras cintas y su mejor amigo en las dos siguientes. 

Pero esta tercera cinta tiene que demostrar que la franquicia que Coogler refundo hace ya ocho años en 2015 tiene en esta entrega que demostrar que puede funcionar sin Stallone. Por primera vez, y a regañadientes, su rol se reduce al de productor y su boxeador de filadelfia no está presente ni como entrenador ni como peleador. Irónicamente, Jordan, que se ha vuelto una estrella absoluta gracias a su trabajo en las cintas de Black Panther, llega a ella siguiendo los pasos de su mentor en la ficción, que dirigió cinco de las secuelas de Rocky, tomando el liderazgo tanto delante de la cámara como tras ella.  

CREED 3: UN GIRO DE TUERCA QUE CUIDA LA FÓRMULA

Tampoco es que el nobel director esté tomando demasiados riesgos desde fuera con la fórmula. Desde un principio Creed fue un espejo de Rocky, llevando el boxeo y el privilegio económico en la sangre mientras el de Filadelfia era pobre y no conseguía peleas para demostrar lo que valía. Es un contraste que se repite en el centro de esta tercera entrega con el ‘villano’, Damian «Dame» Anderson, un amigo de la infancia de Adonis que no tuvo la oportunidad de ser rescatado por la familia de su padre.

El rival continua la racha de blockbusters de Jonathan Majors, el actor detrás del maligno Kang en las cintas de Marvel, interpretando villanos que opacan la interpretación central de la cinta a los ojos de la crítica. La realidad es que se trata de uno de los talentos jóvenes más carismáticos de Hollywood y su presencia en cualquier saga cinematográfica es llamativa. Al mismo tiempo el presentar al personaje más cercano a lo que Rocky era en la primera cinta se crea un rival interesante para el joven Creed. 

Es también un rival que, a diferencia del hijo de Drago en la segunda cinta, no está conectado a la saga original. Esto permite finalmente a su protagonista brillar con luz propia sin depender de la nostalgia por Stallone.

Pero probablemente lo que genera más curiosidad sea la presencia de Jordan tras la cámara. El actor ha dicho que está intentando darle su propia identidad a la cinta, en especial a los combates donde revela se inspiró en las escenas de acción de la animación japonesa. 

¿QUERRÁ EL PÚBLICO A ROCKY SIN ROCKY?

La gran duda para el estudio es si la cinta podrá repetir el éxito en taquilla de las dos anteriores al no contar con Stallone en la obra ni en el material promocional, de hecho el actor se ha puesto frontalmente contra la nueva película así como el Spin Off de los Drago para televisión. Es un cambio importante, el intérprete de Rambo fue la cabeza de la franquicia por 6 películas y pieza clave, como productor y co-protagonista en otras dos, por lo que será curioso ver como se toma el público su ausencia.

Es que si algo demostró el éxito de ‘Top Gun: Maverick’ es que recuperar a iconos del pasado, con sus personajes centrales en la pantalla, era una fórmula para lograr el éxito. Al mismo tiempo Jordan tiene peso para una nueva generación de amantes del cine deportivo, por lo que puede atraer un público distinto al que se enamoró de la nueva cinta de Tom Cruise.