La ONG Médicos del Mundo ha defendido que la aparición de ómicron, la nueva variante de la COVID-19, demuestra «que es imprescindible avanzar en la vacunación mundial con equidad».
En la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio, que estaba previsto celebrar en Ginebra (Suiza) entre el 30 de noviembre y el 3 de diciembre, los líderes mundiales iban a debatir sobre la renuncia temporalmente a la propiedad intelectual sobre varias herramientas contra la COVID-19.
«Su suspensión debido a la aparición de una nueva variante del coronavirus muestra más a las claras la urgencia de extender estas herramientas que salvan vidas a los países donde apenas han llegado», apuntan desde la ONG a través de un comunicado.
Sin embargo, lamentan que la Unión Europea sigue apostando por bloquear esta propuesta, «manteniendo voluntariamente las soluciones fuera del alcance de los más empobrecidos del mundo». «Estamos ante una pandemia global de la que se impide protegerse a la mayoría de la población mundial mientras Moderna y Pfizer ganan 1.000 dólares por segundo con las vacunas», denuncian.
«La contribución de las grandes farmacéuticas a la salud global siempre será bienvenida, pero no pueden ser las empresas quienes rijan los destinos del mundo, eligiendo a quien salvar la vida en función de su capacidad negociadora y económica», afirma Constance Theisen, representante de Médicos del Mundo en Ginebra.
Para la ONG, la posición de la UE «no es aceptable, porque no sirve para solucionar la actual brecha de producción de productos para la COVID-19 que salvan vidas».
Los gobiernos europeos están avanzando a varias velocidades en este asunto. Van desde la postura del actual gobierno alemán, contrario a la liberación temporal de patentes, a la del español, que ha encabezado no solo la postura de la exención, sino que también ha liderado la donación de dosis de la vacuna a través de COVAX.
De hecho, España ya es el quinto donante a nivel mundial y el primer país en liberar un test diagnóstico de COVID-19, el desarrollado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En medio, posiciones más tibias como la de Francia.