Médicos verían como una «buena» noticia que los fumadores dejaran el tabaco de combustión

Médicos norteamericanos, como la directora del centro de investigación del tabaco y tratamiento contra el cáncer del Hospital General de Massachusetts, Nancy A. Rigotti, consideran que sería una «buena» noticia para la salud pública que los fumadores dejaran al menos el tabaco de combustión, aunque siguieran consumiendo nicotina, como manera de atajar gran parte de la mortalidad relacionada con esta adicción.

Rigotti defendió que la nicotina «no» es ni mucho menos un producto «100% seguro», pero precisó que «no hay dudas de que la nicotina sin combustión es claramente menos dañina que con combustión». «Hay evidencia y creo que todos estamos de acuerdo», reconoció en el transcurso de unas jornadas celebradas en la noche de este jueves sobre la nicotina y organizadas por la FDLI (Food and Drug Law Institute), una organización sin ánimo de lucro creada en 1949 para impulsar la capacitación y el conocimiento del marco legal en los sectores alimenticio y de medicamentos.

En estas jornadas participó también el director de la red de investigación sobre el tabaco y profesor adjunto de Universidad de Míchigan, Clifford E. Douglas, quien aseveró que «la nicotina es lo que hace que la gente siga consumiendo cigarrillos pero no el motivo de que éste sea tan mortífero».

En esta dirección se expresó también el profesor emérito de la Universidad de California San Francisco Neal L. Benowitz: «La nicotina es menos dañina que el tabaco de combustión», aunque reconoció que por supuesto los efectos a largo plazo de los nuevos productos que suministran nicotina sin combustión también deben ser estudiados.

«La nicotina es adictiva, es probable que cause problemas en personas con dificultades cardiovasculares, interfiere en el proceso reproductivo y empeora cuadros como el de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, pero causa menos daño que el tabaco de combustión porque no le acompañan casi 7.000 sustancias tóxicas que se generan en el quemado», argumentó.

¿QUÉ HACE LA NICOTINA PARA CONVERTIRTE EN ADICTO?

La adicción a la nicotina se explica por los efectos que produce en el cuerpo al generar sustancias como la dopamina, la norepinefrina o la acetilcolina, tales como la pérdida de apetito, un aumento de la concentración y la reducción del estrés o de la ansiedad, explicó Benowitz.

Eso sí, el cuerpo también genera resistencia a ella y de ahí que se produzca muchas veces una necesidad creciente de nicotina. Relató el médico que muchas personas dejan de fumar y vuelven por la sensación de que no logran concentrarse, pero explicó que esa sensación es pasajera y desaparece como máximo en 2 o 3 meses.

El profesor y director del departamento de medicina interna de la Rutgers University, Michael Steinberg, relató las conclusiones de un estudio sobre el conocimiento de los efectos de la nicotina tanto entre el público general como en los médicos, detectando que la mayoría le otorgaba más carga de culpa de la que realmente juega en enfermedades como el cáncer o en el deterioro del estado general de salud.

Algo que consideró importante resolver dado que la nicotina juega un papel central en la estrategia de la FDA –la agencia norteamericana responsable de velar por la salud pública y la composición de medicamentos y alimentos– para lograr el descenso de fumadores convencionales y una mejora de las cifras de mortalidad y enfermedades derivadas.

DEJARLO O AL MENOS CAMBIARLO POR ALGO MENOS DAÑINO

Rigotti remarcó que «todos los medicamentos tienen riesgos», incluso los que buscan la cesación y que no tienen nicotina. «La incerteza hace las decisiones más difíciles», reconoció, pero defendió que lo peor es seguir fumando tabaco de combustión, así que una buena recomendación es: «Déjalo completamente; o cambia a los productos de menos riesgo y quizás luego puedas optar por dejarlo del todo».

Para la experta, un posicionamiento muy extremo contra la nicotina «puede ser contraproducente» y volvió a incidir en que lo más importante en este momento es reducir la mortalidad asociada al tabaco.