Una dosis de la vacuna de Pfizer aumenta protección contra variantes solo en infectados

Un estudio del Imperial College de Londres, la Universidad Queen Mary de Londres y el University College de Londres (Reino Unido) ha revelado que una sola dosis de la vacuna contra la COVID-19 aumenta la protección contra las variantes del SARS-CoV-2, pero solo en aquellos que han sido previamente infectados. En las personas que no se han infectado previamente y que hasta ahora solo han recibido una dosis de la vacuna, la respuesta inmunitaria a las variantes de interés puede ser insuficiente.

Los resultados, publicados en la revista ‘Science’, analizaron las respuestas inmunitarias de los trabajadores sanitarios del Reino Unido en los hospitales Barts y Royal Free tras recibir su primera dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech.

Descubrieron que las personas que habían tenido previamente una infección leve o asintomática tenían una protección significativamente mayor contra las variantes británica y sudafricana, tras una única dosis de la vacuna de ARNm. En las personas que no habían padecido previamente la COVID-19, la respuesta inmunitaria fue menos fuerte después de una primera dosis, lo que les dejaba potencialmente expuestos a las variantes.

«Nuestros resultados muestran que las personas que han recibido la primera dosis de la vacuna, y que no se han infectado previamente con el SARS-CoV-2, no están totalmente protegidas contra las variantes circulantes que son motivo de preocupación. Este estudio pone de manifiesto la importancia de poner en marcha las segundas dosis de la vacuna para proteger a la población», explica la líder de la investigación, Rosemary Boyton.

Se analizaron muestras de sangre para detectar la presencia y los niveles de inmunidad contra la cepa original del SRAS-CoV-2, así como las variantes B.1.1.7 y B.1.351. Además de los anticuerpos (las proteínas en forma de Y que se adhieren al virus y ayudan a bloquear o neutralizar la amenaza), los investigadores también se centraron en dos tipos de glóbulos blancos: Las células B, que «recuerdan» el virus, y las células T, que ayudan a la memoria de las células B y reconocen y destruyen las células infectadas por el coronavirus.

Descubrieron que, tras una primera dosis de la vacuna, la infección previa se asociaba a una respuesta potenciada de las células T, las células B y los anticuerpos neutralizantes, lo que podía proporcionar una protección eficaz contra el SARS-CoV-2, así como contra las variantes británica y sudafricana.

Sin embargo, en las personas sin infección previa por el SARS-CoV-2, una sola dosis de la vacuna dio lugar a niveles más bajos de anticuerpos neutralizantes contra el SARS-CoV-2 y las variantes, lo que podría dejarlas vulnerables a la infección y destacar la importancia de la segunda dosis de la vacuna. El equipo estudió solo estas dos variantes de interés, pero cree que es posible que los resultados se apliquen a otras variantes en circulación, como las de Brasil (P.1) y la India (B.1.617 y B.1.618).

Sigue sin estar claro el grado de protección que ofrecen las células T. Curiosamente, las mutaciones de las variantes británica y sudafricana dieron lugar a una inmunidad de las células T que podía reducirse, mejorarse o no modificarse en comparación con la cepa original, dependiendo de las diferencias genéticas entre las personas.

«Nuestros datos muestran que la infección natural por sí sola puede no proporcionar suficiente inmunidad contra las variantes. El refuerzo con una única dosis de vacuna en personas con infección previa probablemente sí lo haga. Como siguen apareciendo nuevas variantes, es importante acelerar el despliegue mundial de las vacunas para reducir la transmisión del virus y eliminar las oportunidades de que surjan nuevas variantes», desarrolla Boyton.