Confianza Ciega: recordamos las cornamentas brutales del programa

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La originalidad no es algo de lo que podamos presumir en lo que se refiera a los realities de nuestra televisión. Si bien copiamos programas antiguos también cogemos las ideas de los de otros países. Así fue como llegó Confianza Ciega a la parrilla de Antena 3. No cabe duda de que para los españoles sí que fue un impacto la llegada de este breve reality show, el cual solo tuvo una única edición .

Como era de esperar, las cosas no salieron como sus concursantes esperaban. Fueron solo 16 días, y fueron suficientes para que su vida diera un giro de 180º. Eso sí, nos dejó momentos que no han quedado en el olvido a pesar del paso del tiempo. A continuación haremos un repaso para rememorar las increíbles cornamentas que se llevaron algunos concursantes.

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Los únicos supervivientes: Carol e Israel

Si amas a tu pareja, estar rodeado de chicas o chicos guapos debería de importarte más bien poco. Y es que desde un principio estaba claro que los ganchos lo iban a dar todo, se comportarían como fuera necesario para enamorar a sus presas, las parejas que acudieron a Confianza Ciega para poner a prueba su amor. Hace algunos años, saber si tu pareja te era completamente fiel era más fácil, ya que no tenían tantas tentaciones como las que nos encontramos a día de hoy con las redes sociales y las aplicaciones para citas.

En el programa se las ingeniaron para que parejas y tentadores se acercaran lo máximo posible, muchas fiestas, pruebas, un jacuzzi, y algo de beber para animar el ambiente. Cosa que a día de hoy está más controlada en la televisión, pero aún así no han eliminado. Y es que es en ese estado de ebriedad cuando verdaderamente conocemos a las personas y cuáles son sus verdaderos deseos.

De las tres parejas que acudieron al programa de Antena 3, solo una sobrevivió al chaparrón de pruebas y tentaciones. La formada por Israel y Carol ‘jo tía’, una coletilla que no dejaba de repetir y que le añadieron a su nombre. Ambos se fueron felices, sin un duro en el bolsillo sí, pero con una confianza más afianzada.