Fuera de las empresas del sector como Lime para nadie es una sorpresa que en Madrid se muestran molestos con el uso de los patinetes eléctricos de alquiler. De hecho, en la capital, tanto Cabify como Bolt, las dos empresas de VTC que habían apostado por los patinetes de alquiler, ya los habían retirado de la capital en 2021. Eso dejaba a Lime, junto a Dott y Tier como las últimas operadoras del sector, pero finalmente el ayuntamiento ha decidido prohibir que sigan operando en la ciudad a pesar de la molestia de las empresas que seguían operando en el sector.
La realidad es que para las empresas del sector esta decisión ha sido una sorpresa. Al menos así lo recoge el comunicado de Lime a los medios, recogido por El Confidencial, y en el mismo dejan claro que harán las alegaciones pertinentes para defender el modelo. «Hemos sido proactivos en la colaboración con el Ayuntamiento en todo este tiempo, trabajando conjuntamente para resolver cualquier situación e implementando mejoras tecnológicas en sus dispositivos», sentencian.
En cualquier caso no debería ser una gran sorpresa. En realidad se trata de una posición del Ayuntamiento de Madrid desde hace tiempo, de hecho ya se había prohibido la presencia de estos vehículos en el metro y la EMT, y los problemas habían sido suficiente para que las dos empresas que de VTC que tenían patinetes disponibles dejaran de lado el modelo. El riesgo de explosiones en las baterías o de accidente y lo complejo de monitorearlos en uso son los motivos que usan quienes siguen de frente contra el modelo.
De cualquier modo, aunque sin duda, Lime, Dott y Tier harán lo posible para defenderse de esta situación, es evidente que hay una decisión clara desde el ayuntamiento. Sobre si tienen razón, los datos están allí para el análisis. El año pasado en toda España hubo un total de 297 accidentes debido a estos vehículos, y un total de 11 fallecidos, además de un peatón afectado. Es un aumento del 37% en el total, según los datos del Análisis de Vehículos de Movilidad Personal realizado por la fundación Mapfre.
Este aumento viene de lo complicado que ha resultado evitar que los usuarios cumplan todas las normas de uso de este tipo de vehículos. En la práctica no era extraño verlos en Madrid rodando en las aceras, donde por normativa no está permitido, o bien que fuesen usados por repartidores de aplicaciones de delivery como Glovo y Uber Eats y similares. De momento, aunque no se han prohibido los patinetes privados, será llamativo seguir de cerca la posición del ayuntamiento sobre su uso, y los esfuerzos por qué cumplan con la normativa.
UN CAMBIO DE POSICIÓN DEL AYUNTAMIENTO QUE SORPRENDE A LIME
Parte de la sorpresa es que hace un año, cuando en París se tomó la misma decisión, el Ayuntamiento gobernado por José Luis Martínez-Almeida, aseguró que no estaba en sus planes prohibir estos vehículos. «Creo que la cuestión no está en prohibir. Creo que la cuestión está en ordenar, y creo que la cuestión está en que hay distintos modos de movilidad por la ciudad de Madrid que deben convivir entre sí y con los peatones», explicaba en su momento el alcalde.
El cambio pasa por una apuesta más profunda por las Bicimad, cada vez con más espacios en la ciudad, aunque los ciclistas siguen pidiendo mayor seguridad en las ciclovías. Será llamativo saber si las empresas del sector deciden apostar por un modelo similar, aunque todo apunta a que desde el ayuntamiento confían en su propio servicio por encima de las apuestas del sector privado.
De momento, las empresas de alquiler tienen hasta el mes de noviembre para definir su futuro. Es un reloj de arena demasiado corto, pero esto no quiere decir que sea imposible enfrentar la decisión, pero en el camino deben decidir lo que las empresas deben hacer con los 6.000 vehículos de este tipo de la capital, 2.000 por cada una de las empresas.
MADRID Y SU RELACIÓN CON LA NUEVA MOVILIDAD
Es complicado ignorar que a pesar de los intentos de aceptar este tipo de opciones, Madrid ha ido, poco a poco, poniendo distancia con algunas opciones dentro del mapa de la nueva movilidad. Es que si bien la Ley Uber permitió más libertad a las empresas del sector, han tenido que entrar en la discusión de las tarifas dinámicas y ahora tienen que tomar una decisión radical sobre los patinetes. De momento los coches de alquiler han escapado a estas medidas, pero es evidente que se están tomando decisiones sobre la marcha.
Mientras tanto, Lime y demás empresas del sector intentan recuperar el espacio. Es la segunda capital que pierden en poco tiempo, por tanto, es evidente que la empresa tiene que buscar soluciones para los problemas que señalan los ciudadanos y los gobiernos de las ciudades donde desean operar.