Bruselas recula con la Agenda 2030 sin vehículos de combustión y mira a Alemania

Cuando todo parecía encaminado hacia un horizonte cercano sin coches de combustión, dominado por la Agenda 2030, quizá la cruda realidad que indican expertos en materias primas, automoción o economía, hace que Alemania en particular y Bruselas en general, o sea, Europa, reculen. Ya se asumía, al menos a tenor de lo dicho por los políticos, que en 2035 ya no se fabricaría ni un coche de combustión en Europa, abrazando del todo la movilidad eléctrica.

Sin embargo, ha parecido casualmente o no la propuesta de los ‘efuels’ o combustibles sintéticos, una especie de media vía que encaje la ecología con mantener el tejido productivo de lo poco en lo que aún Europa es una potencia: la fabricación de vehículos.

DONDE DIJE DIGO… EL NUEVO PLAN QUE ENCAJE CON LA AGENDA 2030 O LO PAREZCA

Bruselas ha planteado un posible encaje de los combustibles sintéticos en el marco de las negociaciones para la prohibición de la venta de los vehículos de combustión en la Unión Europea (UE) a partir de 2035, una medida que está paralizada. Y es que ha entrado en escena la locomotora de Europa, el país más industrializado: Alemania. El gobierno alemán quiere incluir este tipo de carburantes en el acuerdo.

Bruselas plantea que «los vehículos que funcionan exclusivamente con combustibles neutros en carbono también deberán demostrar que no pueden funcionar con ningún combustible que no sea neutro en carbono», es decir, de origen fósil, según consta en el documento de trabajo. También especifica que los fabricantes deberán incluir una serie de sistemas para controlar que los vehículos con combustibles sintéticos realmente utilizan este tipo de carburantes neutros en carbono y no otros.

los vehículos no podrían funcionar sin un combustible que no sea neutro en carbono

Además, estos sistemas de control también evitarán que el vehículo pueda arrancar en caso de que estén utilizando un combustible que no sea neutro en carbono. Aunque esta es la dirección a la que se apunta, de momento no hay respuesta por parte de Berlín. Además, desde la Comisión Europea defienden que este encaje de los combustibles sintéticos no afectará al acuerdo cerrado ya entre el Parlamento Europeo y los Veintisiete en cuanto a la prohibición de comercializar los vehículos de combustión en la UE a partir de 2035.

Agenda 2030

UN PASO ATRÁS ¿LÓGICO?

Decimos lógico porque, al margen de este giro y negociaciones, en los últimos meses han salido evidencias de la imposibilidad de un parque móvil eléctrico, con datos objetivos de necesidad de potencia eléctrica, la elefantiásica renovación de las fábricas, ciudades, gasolineras, etc., pero sobre todo la ingente extracción de tierras raras que se requieren para todo ello. Simplemente, la producción planetaria no daría ni para la mitad del objetivo.

Quizá sobre todo por ello, o en parte, la prohibición de comercializar vehículos de combustión -incluidos los de gasolina, diésel e híbridos- a partir de 2035, se ha aplazado sin nueva fecha. Y es que las dudas de último momento expresadas por Alemania e Italia (casualmente las dos potencias automovilísticas de Europa), podrían poner en riesgo la adopción de la nueva norma, que forma parte del paquete climático que la UE quiere impulsar esta legislatura para reducir al menos en un 55% las emisiones contaminantes del bloque en el horizonte de 2030 y respecto a las de 1990.

La medida ya se aprobó en el pleno del Parlamento Europeo del pasado 14 de febrero, pero fue en las negociaciones a nivel de embajadores donde Alemania mostró sus reticencias sobre un acuerdo entre instituciones que ya se acordó el pasado otoño.

ESPAÑA, DEL LADO MÁS «RADICAL» DE LA AGENDA 2030

A pesar de que España es la tercera gran potencia en fabricación de vehículos y exportación, su posición con la Agenda 2030 es inequívoca, a pesar de que muchos analistas consideran que es darse un tiro en el pie. Para la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el reto Demográfico, Teresa Ribera, Alemania genera «ruido e incertidumbre».

Además, afirmó que este «movimiento de última hora no está respaldado por la industria automovilística» y que viene motivado por «problemas domésticos» en el gobierno de coalición –de socialdemócratas, ecologistas y liberales– que lidera el canciller, Olaf Scholz.

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LA OTRA GRAN CRÍTICA HACIA ALEMANIA: ES COSA DE RICOS

Por su parte, Transport & Environment (T&E) advirtió que los combustibles sintéticos que defiende el gobierno alemán y que retrasaría esa Agenda 2030 o la tumbaría, incrementarían el coste medio de llenar un depósito hasta los 210 euros. También calcula que para 2030 este tipo de carburantes podría rondar los 2,8 euros por litro, un 50% más que los de origen fósil actuales.

La organización ha defendido que el «pulso» que mantiene Scholz con la UE por su «insistencia» en que se permita la venta de coches propulsados con combustibles sintéticos más allá de 2035 provocaría que solo los «conductores más pudientes» tuviesen acceso a ellos.

«El exorbitante coste del combustible sintético solo estaría al alcance de los conductores más pudientes, lo que empujaría a algunos conductores que vayan a comprar motores de combustión certificados para funcionar con gasolina sintética a eludir las normas y comprar gasolina fósil en su lugar», ha argumentado la organización en un comunicado.

En esa línea, el responsable de energía y coches en la oficina española de T&E, Carlos Rico, ha opinado que Scholz «amenaza con tumbar el Pacto Verde Europeo para salvar los contaminantes motores de combustión». «El mayor coste de los combustibles sintéticos significará que solo los ricos podrán permitírselos, mientras que todos los demás podrían verse obligados a eludir las normas y utilizar gasolina fósil en su lugar. Los conductores y el clima saldrán perdiendo», ha esgrimido.