Las redes sociales y el riesgo de depresión en los más jóvenes

Cada vez son más frecuentes los trabajos que parecen apuntar en la misma dirección: los riesgos que las redes sociales pueden ocasionar en las mentes de los más jóvenes, principalmente en lo que se refiere a los adolescentes. Algo que no es nuevo, pero que ahora parece corroborar un nuevo estudio desarrollado por distintos investigadores norteamericanos de las universidades de Oregón y Alabama. Según ellos, la personalidad de los chavales no es determinante a la hora de poder sufrir algunos de los problemas más comunes relacionados con estas nuevas tecnologías.

Para lo que no hacen falta datos es para darse cuenta de la relevancia que esta forma de comunicarse, cada vez menos nueva y más consolidada, tiene entre los menores de cuarenta años. De hecho, así lo confirman diferentes estudios que afirman que más del noventa por ciento de los jóvenes con edades comprendidas entre los 16 y los 25 años utilizan algún tipo de red social a diario.

Las Redes Sociales Y El Riesgo De La Depresión En Los Más Jóvenes

¿Suponen las redes sociales una problemática profunda o, como sucede en ocasiones, todos estos informes y estudios que parecen advertir de algún tipo de peligro pecan de catastrofistas? Lo que está claro es que dichos métodos de comunicación son algo relativamente nuevo y, por lo tanto, resulta difícil prever su impacto real sin jugar a ser profeta. También porque los tiempos actuales hacen que la gente (en especial la gente joven, aquella que más horas pasa conectada a Internet) se enfrenta a conflictos que hubiesen sido difíciles ni tan siquiera de imaginar para sus padres, ya no para sus abuelos.

Por ejemplo, enfermedades o preocupaciones que, según otros estudios británicos, están en claro ascenso entre chicos y chicas que aún no han alcanzado del todo la madurez serían la ansiedad y la depresión.

Por casi todos es sabido que la imagen se da en redes sociales, ya se trate de personajes famosos o de gente “corriente” (los contactos que cualquiera puede tener en tal o cual red) acostumbran a ofrecer una imagen idealizada de su día a día que poco o nada tiene que ver con la pura verdad. Una apariencia perfecta, tanto estética como vital, que parece llevar a muchos jóvenes a sentir no solo envidia, sino también ansiedad y depresión. Si las comparaciones son tan odiosas como siempre se ha creído, parece que lo son aún más cuando se trata de mirarse en el complicado y subjetivo espejo que supone Internet.

Las Redes Sociales Y El Riesgo De La Depresión En Los Más Jóvenes

Hay que ser prudentes, en cualquier caso, a la hora de hablar de “redes sociales”, partiendo de la base de que no todas son iguales. No es lo mismo pasar horas hablando por WhatsApp, a priori más privada y personal, que participando en disputas en Twitter, mucho más polémica y agresiva. Pero ambas cosas están catalogadas por los expertos como red social, lo mismo, por ejemplo, que LinkedIn o Youtube. Aunque no hace falta ser un gran experto en la materia para darse cuenta del abismo conceptual que se da entre unas propuestas y otras.

El problema de desconectar

Que vivimos en una sociedad que tiende hacia el exceso, es algo que casi nadie puede poner en duda. Pero cuando eso se lleva al terreno de las redes sociales, y las inevitables inseguridades de los adolescentes, da la sensación de que la desorbitada cantidad de información y la facilidad para contactarse y relacionarse con todo tipo de personas puede ser complicada de digerir. Las consecuencias son evidentes, pasando por la dificultad que muchas personas tienen, y esto ya valdría casi para cualquier edad, para permanecer “desconectados”; es decir, alejados de sus ordenadores, tabletas o, sobre todo, teléfonos móviles.

Teniendo todo esto en cuenta, hay otros elementos que parecen preocupar a los expertos, como es la falta de sueño o, por supuesto, la ausencia de autoestima de muchos chicas y chicas.

Por supuesto, no todo es negativo en redes sociales, o al menos así lo señalan también los entendidos en la materia, al argumentar que la construcción de relaciones, por muy digitales que estas sean, o la libertad de expresión ayudan a construir una personalidad aún pendiente de definirse del todo. En cualquier caso, de lo que no hay duda es de la gran importancia que estas nuevas tecnologías han cobrado en la vida de muchas personas, especialmente en las de una franja de edad que, para bien o para mal, está llamada a tomar el relevo más pronto que tarde. Qué sucederá entonces, está por ver.