El Papa dice que la trata es una «herida profunda»

El Papa ha afirmado que «la trata de personas es violencia» y constituye «una herida profunda» en el cuerpo de la humanidad al tiempo que ha instado a contrarrestar los modelos relacionales basados en «la sumisión».

«Hay muchas mujeres que tienen el coraje de rebelarse contra la violencia. Los hombres también estamos llamados a hacerlo, a decir no a toda violencia, incluida la que se ejerce contra las mujeres y las niñas», ha señalado Francisco en un vídeo publicado con motivo de la Jornada mundial de oración y reflexión contra la trata de personas, promovida por la Unión Internacional de Superioras Generales y la Unión de Superioras Generales y coordinada por la red contra la trata Talitha Kum.

El Papa ha pedido también a los hombres que combatan «todas las formas de esclavitud y explotación» y ha denunciado «las dramáticas consecuencias de los modelos relacionales basados en la discriminación y la sumisión». Para el obispo de Roma, la trata «a través de la explotación doméstica y sexual, devuelve violentamente a mujeres y niñas a su supuesto rol de subordinadas a la prestación de servicios domésticos y sexuales».

«A su rol de proveedoras de cuidados y de placer, lo que propone un patrón de relaciones marcadas por el poder del género masculino sobre el femenino», ha considerado.

En esta línea, ha lamentado que las sociedades actuales no reflejen «que las mujeres tienen la misma dignidad y los mismos derechos que los hombres». Este año, la Jornada mundial de oración y reflexión contra la trata de personas que el Papa instituyó en 2015 se estructura en torno al título ‘El poder del cuidado. Mujeres, economía y trata de personas’.

El pontífice ha invitado a reflexionar sobre «la condición de mujeres y niñas, sujetas a múltiples formas de explotación, incluyendo los matrimonios forzados, la esclavitud doméstica y la laboral». De este modo, ha instado a luchar para que los derechos humanos «se expresen de forma específica, en el respeto a la diversidad y en el reconocimiento de la dignidad de toda persona, teniendo en cuenta de manera particular a quienes ven vulnerados sus derechos fundamentales».

Por ello, ha llamado a las sociedades a indignarse con la violencia y a comprometerse a combatir la esclavitud y la explotación, sin miedo «a la soberbia de la violencia» y sin rendirse a «la corrupción del dinero y el poder».

«Doblemente pobres son las mujeres sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque muchas veces se encuentran con menos oportunidades de defender sus derechos», ha sentenciado.