El menú gastronómico italiano está lleno de recetas envueltas en una gran tradición y por lo general estas están inmersas en el máximo respeto a sus ingredientes sabores y formas de preparación. En el caso de los platos salados son muchos los platos que se adhieren a sus normas; entre ellos el risotto a la carbonara luce como uno de los más emblemáticos, mientras que la panna cotta es la representación máxima de sus postres.
Si quieres hacer una panna cotta con máximo sabor a tradición, quédate a conocer todos los detalles para lograrlo.
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La panna cotta italiana: el dulce sabor de una tradición
Tal como sucede con postres tradicionales españoles como la natilla, la panna cotta italiana es sencilla y deliciosa.
Y es que, si hay algo que defina a un postre tradicional, definitivamente los orígenes sencillos y humildes lo hacen. La panna cotta es todo un clásico de la repostería italiana, del cual se desconoce con exactitud el origen. Esta delicia se prepara de una forma sumamente sencilla, con pocos ingredientes y con mucho amor y delicadeza, teniendo como resultado de unos simples pasos un postre absolutamente celestial.
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Un postre sencillo que puedes disfrutar como quieras
De haber sido preparado en sus inicios con el colágeno extraído de los huesos del pescado, la panna cotta ha evolucionado desde el siglo XIX hasta convertirse en lo que es hoy por hoy; una dulce tentación delicada que solo requiere de azúcar, nata y gelatina.
Su sabor suave y textura cremosa le otorgan a este postre tradicional italiano las características perfectas para disfrutarle de diversas maneras. Por lo general se le disfruta acompañado de una compota de frutas, que, si son aciditas mucho mejor. Aunque vale la pena aclararlo, con unos dulces albaricoques es posible también disfrutarla, tal como lo ha hecho el carismático Karlos Arguiñano.
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Ingredientes necesarios para una panna cotta de sabor tradicional
Aunque el nombre de este postre tradicional pueda intimidar un poco y dar la sensación de ser complicado de hacer, nada está más alejado de la realidad, pues para hacerlo, solo necesitas unos pocos ingredientes.
Necesitarás: ½ litro de nata para montar, 60 gramos de azúcar común y 3 hojas de gelatina sin sabor. Para saborizar puedes usar vainilla, canela u otro aromatizante de tu preferencia.
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Comienza con la gelatina
Al utilizar láminas de gelatina sin sabor o en polvo, lo primero que debes hacer es hidratarla. Ponla en un envase y cúbrela con agua fría hasta que esté cubierta por completo.
Otra forma de ayudar a cuajar la panna cotta, es usar agar agar en lugar de gelatina; no obstante, la forma tradicional de toda la vida lleva gelatina sin sabor; así que para adaptar bien todo a la forma italiana, te recomiendo usar esta.
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Cuál es la mejor nata para hacer la panna cotta
Para hacer la panna cotta puedes utilizar nata de cocinar o nata para montar. Sin embargo, lo más recomendable es usar la nata para montar.
La textura divina de este postre se alcanza en parte gracias a la grasa que contiene la nata. Por esta razón, la de montar es la más recomendada, ya que contiene un porcentaje mayor que la de cocinar.
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La nata: así debe hacerse de forma tradicional su sabor
La panna cotta tradicional solo lleva nata, azúcar y gelatina. Tres simples ingredientes que combinados logran un resultado delicado y cremoso. Ahora bien, si bien es cierto que tradicionalmente no se aromatiza, también es cierto que eres libre de añadir si de esta manera lo deseas, una ramita de canela o una vaina de vainilla.
Pon en una ollita la nata junto al azúcar y la vainilla o canela (en caso de que desees aromatizar).
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La cocción de la panna cotta, un punto que no debes descuidar
Una vez que tengas en la olla los ingredientes, llévala al fuego medio – alto y remueve un poco.
Debes dejar la mezcla en el fuego hasta que notes que ha alcanzado el punto de ebullición y comiencen a formarse algunas pequeñas burbujas. Apenas esto comience a suceder, retírala del fuego. Ojo con esto, ya que es muy importante: la panna cotta no debe hervir. Si esto sucede, alterará significativamente su sabor final.
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Añade la gelatina y prepárala para cuajar
Una vez que la retires del fuego, escurre bien la gelatina que tenías hidratando y ponla dentro de la olla. Remueve muy bien hasta que la gelatina esté completamente disuelta. Si colocaste la vaina de vainilla o la rama de canela para aromatizar la nata, retíralas antes de poner la gelatina hidratada.
Tradicionalmente este postre se sirve en vasitos individuales. Por esta razón, vierte porciones en vasitos individuales. Apenas estén a temperatura ambiente llévalos a la nevera y déjalos allí por al menos 5 horas para que se cuajen perfectamente.
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Cómo se disfruta mejor
La panna cotta se sirve acompañada preferiblemente de un delicado coulis. Si lo deseas prepara uno de fresa y dale un toque vibrante de color y un sabor dulce y acidito maravilloso. Otras opciones son acompañarla de algún sirope de chocolate, caramelo e incluso dulce de leche. Adáptala a tu gusto y disfrútala.
Puedes también añadir algunos frutos secos o galletas. Si deseas sírvela bien fría, aunque definitivamente a temperatura ambiente se disfruta mucho más de su suave sabor.
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Variantes de este delicioso y tradicional postre
La receta que te he ofrecido es la más tradicional. Ahora bien, hay quienes deciden usar la mitad de nata y la mitad de leche para hacerla algo más ligera. En caso de hacerlo, debes ajustar la cantidad de gelatina, ya que buena parte de la cremosidad se alcanza gracias a la nata.
Debes cuidar la proporción justa de gelatina, de lo contrario puede quedar demasiado cuajada y resultará como una gelatina de nata… De lo contrario, si añades menos cantidad de gelatina, la panna cotta no cuajará como se espera. Déjate seducir por la delicadeza de este divino postre tradicional y sencillo y lúcete con tus invitados.
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