Qué es la consciencia

La consciencia es aquel estado de la mente que permite al ser humano darse cuenta de su existencia, la del resto del mundo y de las cosas que suceden. Esto es el resultado del proceso de información que tiene lugar en el interior del cerebro.

Lea TAMBIÉN: QUÉ ES EL SENO Y EL COSENO

La consciencia es como una pantalla mental. Aquí es donde el cerebro muestra de forma continua la información que se requiere en cada momento y de esta manera guiar el comportamiento.

Se dice que la consciencia es un estado mental ‘especial’ e íntimo, pues solo cada individuo puede sentirla. Es decir que cada ser humano es dueño de su consciencia, pues no hay manera de poder penetrar en la mente de otra y conocerla.

Por ende se dice que la consciencia es individual, personal, distinta a la del resto. No hay dos consciencias iguales pues cada ser humano tiene una diferente al resto.

Se dice además que no existe una consciencia separada para los sonidos, otra para las imágenes, los olores y las emociones, todas van juntas e integradas en la percepción consciente y única de cada momento.

El ser humano tiene la gran capacidad de cambiar los contenidos de la consciencia de forma rápida y siempre de forma voluntaria. Lo que quiere decir que se puede cambiar de pensamiento de forma rápida. Por ejemplo, dejar de pensar que estas en el trabajo e imaginar que te encuentras surfeando.

Además, todo ocurre en continuidad, la consciencia no se siente como una sucesión discontinua de imágenes o pensamientos, sino como percepciones que ocurren secuencialmente una tras otra.

La consciencia y su funcionamiento

La Consciencia Y Su Funcionamiento

En el sistema nervioso central existen neuronas implicadas y mecanismos neurobiológicos que se relacionan con la consciencia.

Esto es el llamado sistema activador reticular que controla la actividad del sistema nervioso central en el que está incluido la vigilia y el sueño. En este sistema se incluyen estructuras como el tronco cerebral, en donde se localiza la formación reticular que es un conjunto de núcleos nerviosos formados por neuronas que tienen formas y dimensiones diversas, el tálamo y la corteza cerebral.

Justamente el tálamo es la estructura cerebral que recibe e integra la información que posteriormente llega a la corteza cerebral mediante los circuitos tálamo-corticales. La consciencia representa la actividad de toda la corteza cerebral.

De acuerdo a la explicación de Muntané Sánchez, eso quiere decir que no debe comprenderse centrándose en una región cerebral sin considerar la relación de esta región con las demás, por lo tanto la consciencia se relaciona neurofisiológicamente con las áreas cerebrales corticales de asociación.

Desde el punto de vista filosófico se cree que la consciencia es un fenómeno que siempre está en forma presente, no cambia. Por ello es que percibe el tiempo.

En la percepción del tiempo tenemos por un lado que no sabríamos nada del tiempo si no formáramos parte del mundo cambiante, por otro lado, si sólo fuéramos cambiantes, no sabríamos reconocer los hechos pasados como pasados. La percepción del tiempo es intemporal y no física. Esto induce a pensar que hay inmaterialidad en el proceso de la consciencia.

La presencia

La Presencia

Gracias a la consciencia el ser humano piensa, le da valor a las cosas (materiales o momentos vividos), puede resolver problemas y tomar decisiones. La consciencia aporta mucha flexibilidad al comportamiento humano.

Una de las características más especiales de la consciencia humana es la de ser consciente de ella misma. Esto quiere decir que no sólo podemos ser conscientes, sino que además somos conscientes y podemos pensar en los propios pensamientos.

Pensar que pensamos y a esto se le llama metaconsciencia o autoconsciencia, una capacidad del ser humano hasta ahora, pues no ha sido probado que los animales la tengan.

La metaconsciencia potencia extraordinariamente la capacidad consciente haciendo que se pueda razonar en profundidad para conocernos mejor, resolver problemas y tomar decisiones. El pensar en nuestro propio pensamiento puede también potenciar nuestras emociones y sentimientos haciéndolos más intensos y poderosos para controlar nuestra conducta.

De acuerdo a los diversos escritos de Morgado Bernal del Instituto de Neurociencia y la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona, la consciencia además permite sentir nuestra propia existencia y con ella la de que la mente es algo inseparable del cuerpo.Esa ubicación de la mente en los límites físicos del propio cuerpo es una poderosa percepción que también crea nuestro cerebro.

Como han demostrado investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo, basta con desincronizar entre ellos algunos de nuestros sentidos, particularmente la vista y el tacto, para que podamos sentir de modo muy vivo y realista que nuestra mente abandona nuestro cuerpo, se separa de él.

La consciencia para muchos es la voz interna del cuerpo, la que recuerda al ser humano quién es y a dónde va, lo que hará y lo que podría incluso salir mal. Hasta ahora sigue siendo el tema favorito de los científicos para descifrar lo que exista detrás de su funcionamiento.