Tensión baja: cómo subirla en minutos

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A partir de cierta, el estado de nuestra tensión arterial empieza a ser un problema frecuente y cotidiano. Una preocupación que no podemos desatender, por nuestro propio bienestar, y de la que debemos estar siempre muy pendientes. Es una condena y una maldición del paso del tiempo, pero no nos queda más remedio que adaptarnos si queremos tener una madurez más o menos larga, saludable y agradable. Y, para ello, disponer de una correcta información y de conocimientos adecuados puede ser de gran ayuda para sobrellevar esta situación de la mejor forma posible.

La tensión es mala que esté muy alta y es mala si está muy baja. Como ya sabían los sabios de la era clásica, la virtud (y la salud) está siempre en el punto medio. En cada situación es necesario saber si lo que debemos hacer es provocar una bajada de la tensión arterial o, por el contrario, incrementarla un poco para que no se quede en un nivel más bajo del recomendado. Aquí vamos a ver cómo conseguir esto último en cuestión de pocos minutos.

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Problemas de la tensión baja

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La situación en la que la tensión está  a niveles bajos se denomina hipotensión. Hay muchas personas a las que una tensión baja no les causa grandes problemas, pero hay otras a las que la hipotensión les produce mareos y desmayos, entre otros síntomas. De hecho, en los casos más extremos una tensión baja puede ser incluso motivo de muerte.

Una lectura de la presión arterial inferior a 90 milímetros de mercurio para el número superior, la sistólica, o 60 milímetros de mercurio para el número inferior, la diastólica, ya se considera como una presión arterial baja. Las causas detrás de la presión arterial baja pueden ser muchas y diversas. Van desde la deshidratación hasta otro tipo de trastornos médicos, algunos de los cuales pueden ser de bastante gravedad. Para combatir y remediar de forma correcta la hipotensión es necesario conocer a qué se debe. 

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