Tensión baja: cómo subirla en minutos

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A partir de cierta, el estado de nuestra tensión arterial empieza a ser un problema frecuente y cotidiano. Una preocupación que no podemos desatender, por nuestro propio bienestar, y de la que debemos estar siempre muy pendientes. Es una condena y una maldición del paso del tiempo, pero no nos queda más remedio que adaptarnos si queremos tener una madurez más o menos larga, saludable y agradable. Y, para ello, disponer de una correcta información y de conocimientos adecuados puede ser de gran ayuda para sobrellevar esta situación de la mejor forma posible.

La tensión es mala que esté muy alta y es mala si está muy baja. Como ya sabían los sabios de la era clásica, la virtud (y la salud) está siempre en el punto medio. En cada situación es necesario saber si lo que debemos hacer es provocar una bajada de la tensión arterial o, por el contrario, incrementarla un poco para que no se quede en un nivel más bajo del recomendado. Aquí vamos a ver cómo conseguir esto último en cuestión de pocos minutos.

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Síntomas de la tensión baja

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Hay varios síntomas y signos corporales que nos pueden indicar que tenemos un serio problema con la tensión arterial baja. Conviene estar pendiente a estos sucesos y, en caso de que sean reiterados, consultar lo antes posible con nuestro médico de cabecera. Entre esa sintomatología se encuentran los ya citados: mareos o aturdimiento y desmayos, pero hay más. 

Una hipotensión puede cursar incluso con desmayos, visión borrosa, náuseas, fatiga o dificultad para concentrarse. Hay otro tipo de síntomas y dolencias asociadas que pueden indicarnos que tenemos un problema con la tensión. Entre estos se cuenta la confusión, muy común sobre todo en personas mayores, la piel fría y húmeda, una respiración superficial y rápida y un pulso débil y demasiado acelerado.