Una figura sigilosa pero vital en los trasplantes

El farmacéutico se erige en un actor clave para evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida de los pacientes trasplantados. El seguimiento farmacoterapéutico y el fomento de la adherencia a los tratamientos son algunas de las aportaciones del farmacéutico al cuidado de estos pacientes.

Vidas Insuperables

Si en algún ámbito social España es líder mundial, sin duda este es el de los trasplantes. Nuestro país es un ejemplo de solidaridad y de un sistema que salva millares de vidas cada año y que es emulado en todos los rincones del mundo.

Sólo en 2018, se realizaron un total de 5.318 trasplantes de órganos, lo que equivale a una tasa de 114 trasplantes por millón de habitantes; la más alta del mundo. Precisamente, este año se conmemora el trigésimo aniversario desde que en 1989 se creó la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), un organismo de carácter público cuya eficaz gestión ha permitido que desde hace 27 años España sea líder mundial en donación y trasplantes de órganos.

En ese contexto este año se pone en valor la figura sigilosa pero de vital importancia que asume el farmacéutico comunitario.

Se trata de una práctica clínica donde la intervención del farmacéutico es esencial para garantizar la continuidad asistencial a los pacientes, y donde la atención farmacéutica repercute positivamente sobre la calidad de vida de las personas trasplantadas, según el Consejo General de Farmacéuticos.

Asistencia y cercanía

Una atención que vuelve a demostrar el lado más humano de estos profesionales, que debe comenzar en el propio centro hospitalario, desde su ingreso previo al trasplante hasta el momento del alta. En este ámbito, la integración del farmacéutico hospitalario en los equipos multidisciplinares ha permitido su participación en la elaboración de los protocolos de actuación y en la toma de decisiones relativas a la selección de los tratamientos inmunosupresores, contribuyendo activamente a la mejora de los resultados.

Sin embargo, para esta entidad, respecto a otros países, en este ámbito todavía queda camino por recorrer, pues en Estados Unidos se ha creado la figura del Farmacéutico Hospitalario especialista en Trasplantes; mientras que en Reino Unido se exige que para que un hospital pueda realizar trasplantes debe contar con un farmacéutico de referencia en esta área.

Después del alta hospitalaria, y en un momento crítico como es la vuelta al domicilio, “será el farmacéutico comunitario el que asuma esa tarea de desarrollar la atención farmacéutica al paciente trasplantado”.

“En concreto, una red de más de 22.000 farmacias comunitarias en las que trabajan más de 50.000 farmacéuticos, facilita que se obtenga el máximo beneficio del tratamiento inmunodepresor, que probablemente será de por vida, mediante el fomento de la adherencia al mismo; la identificación y prevención de posibles reacciones adversas e interacciones farmacológicas vinculadas al uso de otros medicamentos; o la sospecha y detección precoz de un posible rechazo”, explican desde este Colegio.

Las nuevas tecnologías

En esa línea, “optimizar los resultados de la labor asistencial que desarrolla el farmacéutico comunitario requiere mantener una comunicación fluida y bidireccional con el médico de atención primaria, que permita la evaluación de los tratamientos y las decisiones terapéuticas pertinentes por parte del médico especialista. Sin duda, avanzar en esta interacción entre los diferentes profesionales sanitarios mediante el uso de las nuevas tecnológicas es una de las asignaturas pendientes de nuestro sistema sanitario”.

Tanto la ONT como el modelo de farmacia español, presente en todos los rincones de España, son señas de identidad por las que se reconoce a España por todo el mundo, al formar parte de España Global.