Especial 20 Aniversario

Las otras empresas de KKR que se escapan del boicot en España

La realidad de varios festivales españoles ha cambiado de un día para otro desde que la firma de inversión Kohlberg Kravis Roberts (KKR) compró Superstruct. La firma de entretenimiento posee al menos un porcentaje de varios festivales claves dentro del panorama nacional, entre ellos Sónar, Viña Rock, Resurrection Fest, Monegros Desert Festival, Arenal Sound y el FIB de Benicàssim. El problema, como lo reportó ya hace unas semanas ‘El Salto’ es que la nueva inversora en estos festivales es una pieza clave de los esfuerzos israelies para controlar Gaza. 

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KKR ha invertido en firmas israelíes de ciberseguridad, ha puesto el dinero para la instalación de sus centros de datos, y, sobre todo, es dueña de Axel Springer, la firma inmobiliaria alemana que ya ofrece construir y vender viviendas en los territorios palestinos que Israel espera conquistar. No solo es la franja de Gaza, sino también ofertas inmobiliarias en los territorios de Cisjordania. 

Es cierto que, a pesar de las críticas recibidas en los últimos días, los festivales afectados han tenido poco que ver con esta decisión. Superstruct es simplemente uno de los tantos inversores que controlan algunos de estos eventos, que además tienen su propia directiva y sus propios criterios de booking a la hora de fichar artistas. Aun así, son víctimas de un boicot de artistas que han decidido que su presencia en estos eventos no servirá para atraer compradores de entradas a eventos que financian la situación en Israel. 

Pero lo cierto es que KKR no solo controla estos festivales en España. En la práctica se trata de una firma de inversión inmensa que, como lo ha revelado el periodista Nacho Serrano en sus redes sociales, tiene otros intereses en el país. Actualmente, ha introducido dinero en Más Movil, en Refresco, la embotelladora responsable de Coca Cola, Sprite y los refrescos de marca blanca de Mercadona y Lidl, y de Epic Games, los creadores de Fortnite. De hecho, por poco termina afectando otra pieza de la industria musical, pues Epic era dueña, hasta 2023, del portal de distribución Bandcamp.

EL PROBLEMA DE LOS GRANDES CONGLOMERADOS

Lo cierto es que este tipo de empresas terminan teniendo tentáculos que llegan a lugares inesperados. Es cierto que la relación entre los festivales y KKR es especialmente delicada al tratarse de un evento cultural, allí está lo que paso en Eurovisión, pero también es difícil de ignorar que no son el único espacio que termina enviando dinero a espacios donde el usuario quizás no se sienta cómodo. Solo hace falta revisar la cartera de empresas de la firma de inversión para darse cuenta de sus contradicciones en el nombre de la «diversificación», con inversión tanto en combustibles fósiles como en energías limpias. 

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Arca En La Ignauguración Del Sonar De 2019

Sus inversiones en medios de comunicación son especialmente delicadas. Es dueña del grupo de medios Axel Springer, dueña de varios medios de comunicación como Politico, Die Welt o Business Insider. Son también dueños de casas de producción de eventos fuera del territorio español, entre ellas Boiler Room, una de las principales productoras de eventos de música electrónica en todo el mundo. Es uno de los grandes retos de este tipo de iniciativas, y tiene un efecto complicado de medir. 

RIVAS SE DESPIDE DE LOS EVENTOS DE KKR

Mientras tanto, la alcaldesa de Rivas, Aída Castillejo Parrilla, ha decidido cortar su reciente relación con Sharemusic. La empresa es una de las adquisiciones de KKR y es la encargada de producir festivales como Love The Twenties, Love the 90s o I Love Reggaeton, que se realizarán este año para que la alcaldía pueda evitar el pago de indemnizaciones, pero que de nuevo tendrán que buscar un recinto para 2026.

Sumado a los grupos españoles que se han sumado al boicot de estos festivales es una situación complicada. Al mismo tiempo son suficientes eventos que parece complicado evitarlos del todo, si no hay un cambio en su estructura de inversión. En cualquier caso, es una situación compleja en una industria que ya estaba en una posición delicada, como lo ha demostrado simultáneamente la crisis de Wegow. 

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