La guerra arancelaria impulsada por Donald Trump parece apoderarse del mundo e incluso parece ser imitada por muchos países que han decidido defenderse con la misma estrategia comercial. El presidente norteamericano no ha desistido en su cruzada contra los gigantes chinos del comercio electrónico, y esta vez su batalla trasciende las fronteras de Estados Unidos para encontrar eco en Europa.
Durante su primer mandato, intentó sin éxito contener el ascenso de plataformas como Temu y Shein mediante aranceles y restricciones comerciales, pero los resultados quedaron lejos de sus expectativas. Ahora, ya en su segundo mandato y con la Unión Europea soportando sus propias reglas sobre el comercio digital, el discurso proteccionista del expresidente resuena en Bruselas como una inesperada aliada.
Sin embargo, persiste la incógnita: ¿lograrán estas presiones conjuntas poner freno al avance de estas empresas asiáticas o se repetirán los tropiezos del pasado, donde el ruido superó a los hechos? Es uno de los desafíos pendientes de este nuevo mandato de Trump.
En Europa, el crecimiento de plataformas como Temu y Shein en los últimos años ha encendido las alarmas de los reguladores, que ya analizan con lupa su cuestionado modelo de negocio y su impacto en el tejido económico local (proteccionismo). La Comisión Europea ha iniciado investigaciones para evaluar si estas plataformas cumplen con las normas de sostenibilidad y transparencia, mientras que algunos países miembros abogan por controles más estrictos a sus importaciones, en un intento por proteger al negocio local.
Lo cierto es que todo parece indicar que la influencia de Trump, aunque indirecta, añade un tinte político a esta estrategia comercial, y podría acelerar medidas en un continente que hasta ahora ha preferido la prudencia frente a la contundencia de Washington. Todo apunta a un nuevo capítulo en esta pugna comercial, pero el desenlace sigue siendo incierto.
El impacto de los nuevos aranceles de Trump en Temu, Shein y demás
Donald Trump fue bastante contundente en su primer mandado en la política comercial con China, la cual dejó una marca imborrable en las relaciones con el país asiático (una estrategia que se ha implementado también en Europa), especialmente en el terreno del comercio electrónico.
Con la guerra arancelaria con China, el gobierno de Trump buscaba eliminar o reducir la brecha comercial con el país asiático y al mismo tiempo limitar el acceso de mercancías de bajo costo al mercado estadounidense (proteccionismo, también implementado por la UE), afectando directamente a plataformas como Temu y Shein.
Las empresas chinas, que basan su éxito en la importación de productos económicos desde China (más económicos), han visto cómo los costos de entrada se disparan, erosionando sus márgenes de ganancia y encareciendo los precios para los consumidores.
Pero el impacto de esta política comercial no solo afecta a China o Estados Unidos. En Europa, donde los aranceles no han sido tan agresivos, por el momento, las plataformas chinas enfrentan desafíos derivados de un entorno regulatorio cada vez más exigente.
Los gigantes asiáticos se mueven en un tablero comercial que se complica día a día, obligándolos a demostrar una capacidad de adaptación que podría definir su supervivencia en Occidente.
La Comisión Europea intensifica la vigilancia sobre China
La Unión Europea ha decidido pasar de las palabras a los hechos bajo su supervisión de plataformas como Temu y Shein, cuyos éxitos comerciales han levantado sospechas entre los reguladores. El auge de estas empresas, impulsado por precios imbatibles y una oferta masiva, ha puesto en el punto de mira su cumplimiento con las leyes comunitarias.
La Comisión Europea ha intensificado sus esfuerzos para garantizar que respeten los estándares de transparencia, calidad de producto y condiciones laborales (un tema que ha dado mucho de qué hablar desde el surgimiento de la plataforma), exigiendo que operen en igualdad de condiciones con las empresas locales. Este giro regulatorio amenaza con limitar la expansión de los gigantes chinos en el mercado europeo.
La presión por parte de la Unión Europea, ha obligado a Temu y Shein a iniciar un proceso de adaptación. Han reforzado sus políticas de devolución, por ejemplo, mejorado la información sobre sus productos y, en el caso de Shein, anunciando compromisos para alinear sus cuestionadas prácticas laborales con las exigencias europeas.
Sin embargo, el reto es mayúsculo y casi imposible: mantener su esencia de bajo costo mientras cumple con normas cada vez más estrictas. Los próximos meses serán clave para determinar si la vigilancia de la UE logra imponer límites reales a su dominio o si estas plataformas encuentran resquicios para seguir creciendo en un mercado que las observa con recelo.
¿Cómo afectará la eliminación de la exención arancelaria a los consumidores europeos?
La exención arancelaria para envíos de bajo valor ha sido durante años el as bajo la manga de plataformas como Temu y Shein, permitiendo a los consumidores europeos acceder a productos a precios irrisorios y les ha permitido acceder al mercado europeo. Sin embargo, esa ventaja está a punto de desaparecer, y los gigantes chinos buscan desesperadamente como permanecer en un mercado marcado por restricciones.
En una guerra comercial marcada por los aranceles y la incertidumbre, y con la entrada en vigor de nuevas reglas en los próximos meses, los compradores deberán asumir aranceles adicionales y costos de envío más altos, un cambio que podría enfriar el entusiasmo por estas plataformas, ya que justamente los bajos precios eran su principal atractivo.
Este ajuste no solo impactará a los consumidores, sino que podría plantear un nuevo mapa del comercio electrónico global, lo que mantiene a Europa y Estados Unidos en vilo. Mientras esto ocurre, gigantes como Amazon, con infraestructura local, tanto en Estados Unidos como en Europa.
Lo único cierto hasta el momento es que la eliminación de la exención arancelaria plantea un dilema para estas plataformas: o suben sus precios y arriesgan perder clientela, o absorben los costos y sacrifican rentabilidad. Sea cual sea el camino, el resultado podría transformar los hábitos de consumo en Europa y próximamente América, inclinando la balanza hacia opciones locales (lo que beneficiaría a plataformas como Amazon) o redefiniendo lo que significa “barato” en el mundo digital.