La Fundación Artemisan ha destacado el papel crucial que han desempeñado los cazadores en la recuperación del lince ibérico (Lynx pardinus). Según la entidad, esta exitosa recuperación "no habría sido posible sin el decidido apoyo del sector, que no solo cuida y gestiona su hábitat, sino que también es el principal actor en perseguir cualquier atentado contra la especie".
La Fundación Artemisan ha publicado un informe titulado "Evolución y recuperación del lince ibérico (Lynx pardinus) en España y Portugal: un ejemplo de éxito de conservación", donde se realiza una revisión detallada sobre la situación actual de la especie.
El informe analiza los datos proporcionados por las administraciones sobre la distribución, abundancia y tendencia poblacional del lince, al tiempo que destaca los retos que enfrenta y el papel fundamental que ha tenido el sector cinegético en su recuperación.
Según la Fundación, "ha sido vital la puesta en marcha de una estrategia común bajo criterios científicos y técnicos, centrada en incrementar la natalidad del lince y reducir las causas de mortalidad, con la implicación de todos los actores".
Además, resalta la importancia de la existencia de fondos públicos y privados para la ejecución de estas iniciativas, así como "la colaboración de propietarios y gestores de cotos y fincas de caza, que invierten recursos humanos y materiales en la gestión de hábitats favorables para el conejo de monte, y por ende también del lince".
La Recuperación del Lince Ibérico: Un Éxito sin Precedentes
La Fundación Artemisan sostiene que el lince ibérico es "todo un ejemplo de éxito en la recuperación y conservación de una especie", pasando de contar con menos de cien ejemplares en el año 2002 a superar los 2.000 en el año 2024, con una perspectiva de expansión a nuevos territorios de España y Portugal.
Cabe recordar que el lince ibérico, un felino silvestre con presencia en la península ibérica desde hace miles de años, fue declarado en peligro crítico de extinción. De hecho, se consideró el más amenazado del planeta entre la década de los 1990 y los 2000, lo que provocó que numerosas entidades, tanto públicas como privadas, comenzaran a realizar importantes esfuerzos para su recuperación y conservación.
En este sentido, la Fundación Artemisan ha destacado que de contar con menos de cien linces en dos núcleos en Andalucía en los años 1990, en el año 2023 se han contabilizado 2.021 ejemplares de la especie, repartidos en 14 núcleos de población (13 de ellos en España y uno de ellos en Portugal). El mayor incremento se ha producido en el periodo 2019-2023, pasando de 855 a 2.021 linces, casi triplicando la población, con un crecimiento muy pronunciado tanto de hembras reproductoras como de cachorros.
Los Desafíos y Logros en la Conservación del Lince Ibérico
Entre las cuestiones que llevaron al lince al borde de la extinción, la Fundación Artemisan detalla la fragmentación y reducción de hábitats, al requerir territorios de gran extensión para consolidar poblaciones a medio y largo plazo, un cambio de hábitat que también afectó al conejo de monte, presa principal del lince, al que se añadieron enfermedades como la mixomatosis o la enfermedad hemorrágica del conejo, que redujeron notablemente sus poblaciones.
Además, la Fundación ha añadido que a la situación del lince también afectaron otras causas de mortalidad no natural inducidas por el ser humano como los cepos y trampas no selectivos dirigidos a la captura de conejos y zorros (ahora afortunadamente prohibidos), la persecución directa y los atropellos.
En este contexto, la Fundación Artemisan ha explicado que, "a finales del siglo XX, se iniciaron una serie de proyectos para revertir esta situación, que se mantienen hasta hoy en día, comenzando a dar resultados positivos a principios del siglo XXI y abriendo un horizonte de esperanza para la especie". Estos esfuerzos, unidos a la colaboración entre administraciones y el sector privado, especialmente el cinegético, han sido fundamentales para lograr esta notable recuperación del lince ibérico.







