Cada europeo medio consume cerca de 61 kilos de soja al año, de los que el 90% es pienso para animales

Cada europeo medio consume una media de 60,6 kilogramos de soja sin saberlo, ya que en torno al 90 por ciento de esa cantidad no figura entre los ingredientes de los alimentos que consume, ya que lo hace a través de los animales para los que este cultivo sirve de pienso, según denuncia WWF en un informe.

El cultivo de soja es uno de los principales causantes de la deforestación y de la destrucción de la naturaleza en América Latina y se utiliza predominantemente para producir piensos en Europa.

El informe ‘Mapa de la cadena de suministro de soja europea: soja oculta en productos animales consumidos en la UE27 + Reino Unido’ denuncia que el consumo de este alimento en la mayoría de los casos está relacionado con la destrucción de bosques, sabanas y praderas en América del Sur.

Con motivo de la elaboración de una nueva legislación europea dirigida a evitar la deforestación importada en la UE, WWF pide a los gobiernos de toda Europa que aseguren que la cesta de la compra está libre de destrucción de la naturaleza.

El 90 por ciento de estos casi 61 kilos por europeo se consumen porque la soja es el principal alimento utilizado para producir carne, huevos, pescado y productos lácteos.

En concreto, en 2020, cada europeo medio consumió 237 huevos, 117 kilogramos de varios productos lácteos, 58 kilogramos de carne de cerdo, aves, ternera y otras carnes, y 2 kilogramos de pescado de piscifactoría.

En algunos casos, como con el pollo y el salmón, la cantidad de pienso animal de soja empleado es casi igual a la del alimento producido.

El estudio señala que se necesitan 95 gramos de soja para producir 100 gramos de salmón de piscifactoría y 96 gramos de soja para 100 gramos de pechuga de pollo.

Para la técnico del programa de alimentos de WWF, Elena Domínguez, es necesario abrir los ojos al impacto que el modelo de consumo de la Unión Europea tiene no solo en los bosques, sino también en los pastos y las sabanas. «No podemos apoyar la destrucción de la naturaleza ni los medios de subsistencia de las personas en terceros países para llenar nuestra cesta de la compra», ha reclamado.

En la actualidad, los Estados miembro de la UE están debatiendo su posición sobre la nueva ley contra la deforestación importada, con una reunión entre los ministros de medio ambiente programada para el 17 de marzo.

WWF recuerda que, a pesar de que la propuesta legislativa presentada por la Comisión Europea el pasado noviembre contiene muchos elementos fuertes, limitaría el alcance de la nueva ley a la protección de los bosques, posponiendo una posible inclusión de otros ecosistemas valiosos, al menos, durante dos años.

Esto significa que se ignoraría la presión existente de la producción agrícola sobre las sabanas y los pastizales, y existe el riesgo de que la nueva expansión de la producción de soja se traslade de los bosques a estos otros ecosistemas.

Domínguez valora que para garantizar una alimentación diaria libre de destrucción de la naturaleza, la ley debe cubrir desde el principio, también otros ecosistemas naturales. «Ahora es crucial que nosotros, como ciudadanos, pidamos a nuestros gobiernos que defiendan la naturaleza y apoyen una ley fuerte y sin lagunas», considera.

Por eso anima a todo el mundo a transmitir un mensaje al Gobierno sobre la importancia de defender una ley ambiciosa a través de la campaña ‘No Te Comas El Bosque’.

A nivel mundial la producción de soja se ha duplicado en las últimas dos décadas y se espera que continúe aumentando. La mayoría de la soja utilizada en Europa proviene de América del Sur, que también alberga la Amazonía, el Pantanal y el Cerrado, lo que la convierte en un punto crítico de biodiversidad.

WWF ha identificado 1.600 especies de mamíferos, aves y reptiles solo en el Cerrado. Entre estos se encuentran especies como guacamayos, osos hormigueros, armadillos y jaguares, todos en peligro de extinción.

Tanto WWF como otras 160 ONG ambientales movilizaron a 1,2 millones de personas para exigir una nueva ley de la UE sólida en diciembre de 2020. A continuación, la Comisión propuso un Reglamento para minimizar la deforestación y la degradación forestal impulsadas por la UE.

Sin embargo, las ONG no dan por ganada la batalla porque la propuesta de la Comisión Europea deja desprotegidos ecosistemas importantes como las sabanas, los pastizales y las turberas.