¿Qué test de antígenos elegir? ¿De saliva o nasal?

La variante ómicron. que se ha adueñado de la mayoría de países y ha derrocado a la delta, parece haber cambiado las reglas del juego. Además de considerarse mucho más infecciosa que sus antecesoras, aunque también más leve –dentro de la gravedad–, ahora resulta que su detección es mucho más fiable con un test de saliva que con uno nasal.

De esta manera, nos despedimos de los hisopos que se introducían por la nariz y que tantas incomodidades causaba, para confiarnos plenamente a los de saliva. Estos test de antígenos se diseñaron con posterioridad, aunque sus ventas comenzaron de una manera tímida. Ahora, en cambio, son los más demandados.

¿Por qué podría ser más fiable un test de saliva?

No solo hablamos de unas pruebas mucho más cómodas y sencillas de practicar en casa, sino que también son más certeras en su diagnóstico. ¿Y esto por qué? Pues todo se explica por un sencillo dato: la variante ómicron se concentra más en la garganta y mucho menos en los conductos nasales.

En este sentido, podemos citar las conclusiones a las que llegó un estudio de un grupo de investigadores de Estados Unidos, que asegura que los test de antígenos de saliva tendrían más fiabilidad con la variante ómicron del SARS-CoV-2 que los nasales.

Tanto es así que es posible que una prueba nasal determine que la persona no padece COVID-19. No obstante, también puede suceder, según explica el doctor Michael Mina, ex profesor asociado de epidemiología en la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, que a continuación un test de saliva revele que sí se padece la enfermedad.

Otra investigación parece corroborar esta realidad. En concreto, un estudio liderado por virólogos y microbiólogos de la Universidad de Cape Town, determinó que el 100 % de las PCR realizadas en saliva hallaron presencia de ómicron, pero este porcentaje se reducía al 86 % cuando se trataba de muestras nasofaríngea.

Sin duda, esta puede ser –en cierta manera– una buena noticia dentro del escenario de la pandemia, pues los test de saliva resultan mucho más sencillos de practicar en casa, sobre todo cuando el paciente es un niño de corta edad, que aquellos que requieren introducir un hisopo en la cavidad nasal.