La burocracia lastra la atención psicológica en La Palma: El Paso y Tazacorte, a la espera

La atención psicológica en La Palma ha sido una prioridad prácticamente desde que se inició la erupción volcánica en Cumbre Vieja, un servicio llevado a cabo, principalmente, por el Colegio de Psicología de Santa Cruz de Tenerife, a través de dos contratos menores de 15.000 euros cada uno con cargo a la Consejería de Derechos Sociales.

El pasado 15 de diciembre expiraron los contratos y el Colegio alargó la atención psicológica hasta final de mes con recursos propios y ahora, el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane se ha comprometido a continuar con ocho profesionales.

En el caso de El Paso y Tazacorte hay psicólogos municipales y con cargo al plan de empleo que prestan servicios pero «cambiar no es tan fácil, había gente con nosotros desde el minuto uno, es una relación terapéutica y se afianza y muchos, si les ofrecen otro, no van a otro», resume Mariana Monterrey, coordinadora del servicio en la isla.

Fuentes de la Consejería de Derechos Sociales han confirmado que el servicio psicológico se va a canalizar a través del departamento de Sanidad, que en principio, tiene la intención de mantenerlo una vez se analicen todas las necesidades.

«No sé las intenciones del Gobierno de Canarias, parece que sí, pero hasta el día de hoy no hemos sabido nada», señala Monterrey, que ha valorado que el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane «haya entendido» que la relación terapéutica no se puede cortar de golpe –solo en la Casa Massieu se atendía a unas 300 personas–.

Sobre la situación actual de la salud mental en la isla una vez que ha terminado la erupción ha apuntado que muchas personas que en diciembre estaban mejor ahora «están peor, más tristes», algo no obstante, que esperaban.

«Sabíamos que cuando se apagara el volcán y fueran conscientes y se acercaran a las coladas, el bajón iba a ser fuerte, había que estar ahí, muchos lo están pasando peor», ha indicado, subrayando que mientras duraba la fase aguda de la emergencia «se veían más arropados» e incluso estaban alejados de la zona del volcán, «donde tenían sus casas y eran felices, ahora se pueden acercar y se ven desamparados».

ADVIERTEN DE «EFECTOS A LARGO PLAZO»

Además, ha apuntado que ha comenzado un nuevo perfil de usuario de terapias psicológicas, personas que no habían perdido su primera vivienda y seguían trabajando y ahora «se están derrumbando», y el problema es que no se les ha podido seguir atendiendo.

«Hay terapias que se cortaron de raíz, no estaban cerradas, y las personas necesitaban continuar», ha destacado, al tiempo que ha garantizado que la demanda de estos servicios se va a prolongar en el tiempo porque habrá «efectos a largo plazo».