Cómo saber si sufres neumonía sin tener que ir al médico

En esta época de invierno, una de las enfermedades que podemos sufrir es la neumonía. Esta es fácilmente confundible con un catarro o una gripe, y ahora en estos momentos, también con la variante ómicron del coronavirus.

La neumonía no cuenta con síntomas únicos y propios, sin embargo, es posible saber si lo que sufres es neumonía u otra enfermedad. Descubre en el siguiente artículo cómo saber si sufres esta anomalía sin tener que ir al médico.

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Neumonía

Neumonia Vacuna 1

La neumonía es la inflamación de los pulmones. Esta puede ser causada por la infección de un virus o una bacteria, y se caracteriza por la presencia de fiebre alta, escalofríos, dolor intenso en el costado afectado del tórax, tos y expectoración. Algunos síntomas nos ofrecen pistas sobre el tipo de neumonía, es decir si es de tipo bacteriana o vírica.

La provocada por una bacteria, normalmente empieza de forma brusca, con fiebre alta, tos y expectoración purulenta. En cambio, la que es producido por un virus tiene como síntoma más claro la tos seca, y suele darse febrícula. En este caso, para evitar el contagio, es muy importante lavarse las manos con frecuencia.

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Los alveolos

Alveolos

La neumonía aparece cuando el tejido de los pulmones se inflama por culpa de una infección. Para entender cómo actúa la enfermedad, lo primero que debes saber es que el pulmón cuenta con dos grandes partes, los bronquios y los alveolos.

Los alveolos tienen forma de pequeños sacos y se llenan de aire al respirar. En ellos se realiza el intercambio de oxígeno (pasa a la sangre) y dióxido de carbono (se expulsa al exterior).

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¿Cómo afecta a los alveolos?

Mujer Tos

Si un agente infeccioso esquiva las barreras que protegen tu sistema respiratorio y alcanza las células de los pulmones, tus defensas reaccionan para hacerle frente. Entonces los alveolos se inflaman y se altera el normal funcionamiento pulmonar.

Debido a la inflamación, el oxígeno no pasa correctamente a la sangre, aparecen síntomas como la fatiga, y la respiración se hace difícil e incluso dolorosa. Por ello, la neumonía impide el normal funcionamiento de nuestro sistema respiratorio.

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¿Qué puede provocar una neumonía?

Mujer Mayor Neumonia

Existen más de 100 tipos de microorganismos que pueden acabar causando esta enfermedad. En los adultos, la mayoría de neumonías son provocadas por una bacteria denominada Streptococcus pneumoniae, popularmente conocida como Neumococo.

También pueden desencadenarla algunos virus, como el de la gripe o el de la varicela, e incluso hongos, especialmente en el caso de las personas que tienen un sistema inmunitario debilitado (diabéticos, trasplantados, etc.).

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Autodiagnóstico

Hombre Tosiendo

Aunque eso sí, en muchas ocasiones, todo se debe a un cúmulo de factores. Así, una neumonía bacteriana puede aparecer por culpa de la propia bacteria o bien empezar por un virus que, después, se sobreinfecta porque entra en juego una bacteria.

Sea como sea, para saber si padeces una neumonía sin acudir a un especialista no hay un truco concreto. En realidad, la única manera de poder sospechar que sufres esta enfermedad es si los síntomas, confundibles con una gripe típica, persisten durante mucho tiempo. En ese caso debes de acudir a un médico.

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Radiografía

Radiografia

Allí, en el médico, en vista de los síntomas, después de explorarte y auscultarte, probablemente indicará que te hagas una radiografía de tórax para confirmar el diagnóstico y, si es necesario, un análisis de sangre.

Esta es la única manera de saber exactamente qué es lo que le está pasando a tu cuerpo. La radiografía permite al médico confirmar si se trata de una neumonía y, también puede orientar sobre el origen de la neumonía si es vírica o bacteriana. De todos modos, la confirmación solamente se realizar por cultivos de esputo o de muestras pulmonares enviadas a microbiología.

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Complicaciones

Diagnostico Hombre Neumonia

Lo más habitual es que el malestar y la fiebre empiecen a mejorar entre 3 y 5 días después de iniciar el tratamiento. En la mayoría de casos, a los 7 días ya se puede recuperar el ritmo de vida normal, aunque es posible que la fatiga y una tos leve persistente se prolonguen durante bastante tiempo.

Pero pueden surgir, en algunos casos, complicaciones durante el tratamiento. Y es que, aunque este esté funcionando bien, la infección puede seguir y convertirse en un derrame pleural, un absceso, o en una infección generalizada.

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Grupos de riesgo

Hombre Mayor Neumonia

Los mayores de 65 años, los niños menores de 5 años, las personas con un sistema inmunitario débil y los fumadores son grupos con más tendencia a sufrir neumonía y, una vez curada, el riesgo de recaer es mayor.

El grupo más delicado es el de los mayores de 65 años. Según un estudio, el 11,39% de los pacientes de 65 años o más que han sido hospitalizados por neumonía tienen que ser ingresados de nuevo durante los 30 días posteriores al alta. Por otra parte, normalmente el reingreso se debe a un empeoramiento de alguna enfermedad previa o a la aparición de una nueva patología.

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Prevención

Hombre Neumonia

Para prevenir y tratar problemas respiratorios, la fisioterapia respiratoria resulta muy útil. En la neumonía, cuando el alveolo se llena de pus y los pulmones se saturan de secreciones, la fisioterapia respiratoria puede contribuir a eliminarlas.

A su vez, esto ayuda a mantener las vías aéreas abiertas y mejorar el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono. Por ello, hacer series de respiraciones profundas varias veces al día te puede ayudar a movilizar los pulmones para recuperar su capacidad. También te irá bien practicar la tos controlada.

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Toser para limpiar

Toser Para Limpiar

Por otro lado, toser “bien” es importante para limpiar tus pulmones de la infección. Para ello, practica un ejercicio que ayudará a tus pulmones. Siéntate erguido y respira lentamente usando la respiración diafragmática (inspira hondo a través de la nariz). Aguanta la respiración de tres a cinco segundos y espira suavemente por la boca.

Después, haz una segunda inspiración profunda, contenla y tose con fuerza dos veces de forma corta y forzada, desde lo más profundo del pecho. Sobre todo, recuerda que no debes hacerlo desde la garganta. Después de realizar varias veces el ejercicio, descansa de 15 a 30 minutos. Los expertos recomiendan repetirlo tres o cuatro veces al día, media hora antes de las comidas y antes de acostarse.

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