Exentrenador de fútbol base reconoce abuso y acoso a menores y es condenado a 77 años de cárcel

Un exentrenador de fútbol base de Málaga, acusado de abusos, agresiones sexuales y acosos a través de las redes sociales a unos 30 menores a los que conocía por su profesión, ha reconocido este lunes los hechos en la Audiencia de Málaga. Así, se le ha impuesto 77 años y cuatro meses de prisión, aunque el cumplimiento efectivo de pena será 18 años de cárcel.

La Sección Novena de la Audiencia malagueña ha acogido este lunes la primera sesión de este juicio en la que la defensa y las acusaciones, tanto el fiscal como las que representan a las víctimas, han llegado a un acuerdo de conformidad, tras aplicarse algunas circunstancias que atenúan la pena y retirar las responsabilidades civiles a dos clubes y una empresa.

El letrado de la defensa, Juan Fernández Ramos, ha explicado que no se ha tenido que celebrar el juicio al llegarse a un acuerdo tras el arrepentimiento del acusado, rebajándose la pena que se pedía inicialmente por cada uno de los delitos, y ha indicado que «se ha tenido en cuenta que ha alegado que sufrió algunos antecedentes de abusos en su edad infantil, por lo tanto hay un trastorno».

En cuanto a las responsabilidades civiles, el abogado ha indicado que se han retirado las peticiones de indemnización, pero se reservan las acciones civiles para reclamarlas por esa otra vía. No obstante, «el acusado ha asumido totalmente un compromiso de pago» a los menores, en concreto 3.000 euros a cada víctima, lo que hace una cuantía total de 93.000 euros.

Asimismo, al hombre, que lleva casi cuatro años en prisión provisional, se le impone la obligación de llevar a cabo un tratamiento psicológico y tendrá que cumplir un periodo de libertad vigilada.

Se le condena por dos delitos de agresiones sexuales con acceso carnal sobre menores de 16 años, 12 agresiones sexuales sin dicho acceso; tres delitos de exhibicionismo y 13 de acoso que, ante la gravedad, se han convertido en 13 delitos de producción de pornografía infantil.

El letrado de la defensa ha indicado que con este acuerdo «se trataba de evitar, dado el reconocimiento de los hechos, la declaración de los menores y esa ha sido la idea de todas las partes».

En este sentido, Antonio Gómez de la Cruz, abogado de una de las acusaciones en nombre de víctimas, también ha destacado la importancia del «absoluto reconocimiento de todo lo que estaba en el sumario» por parte del acusado, sobre todo porque eso ha permitido «evitar un juicio a muchos menores que tenían que declarar y eso hubiera sido muy desagradable».

Al respecto, el letrado ha apuntado que «ha pasado ya tiempo suficiente, estos menores están en otros equipos y están intentando hacer una vida normal, por lo que hacerles venir a recordar todo eso no creo que sea lo más correcto», incidiendo en que «el hecho de haber llegado a un acuerdo les beneficia».

Según el escrito del fiscal, acusación con la que el procesado se ha mostrado de acuerdo, este trabajaba para varias entidades deportivas, bien como entrenador de la categoría Alevines, cuyas edades oscilan de 12 a 16 años; o con otras responsabilidades, y también para una empresa de ropa deportiva.

Así, el procesado «seleccionaba a menores que conocía del fútbol, y los buscaba posteriormente en las redes sociales, sin conocimiento de los mismos, ocultando su identidad bajo el nombre de una chica», con lo que creaba «confianza» para mantener, en ocasiones, conversaciones de índole sexual.

En este sentido, «les remitía fotos de una chica desnuda y los inducía a que le enviaran fotos de ellos desnudos»; posteriormente, dice el ministerio fiscal, una vez remitida por el menor la foto «les amenazaba con publicarlas si no le mandaban fotos con actos de sexo explícitos, videos desnudos o que hicieran directos desnudos».

«Incluso para otros menores más reacios a obedecer, una vez obtenía alguna foto comprometida, el procesado les decía que se la enviaría a terceras personas sino le mostraba sus genitales» o en ocasiones obligaba «a hacer videos en directo o enviarle otras fotos más comprometidas», indicaba el fiscal en su relato.

También, apunta esta acusación, «en otras ocasiones conseguía la contraseña del perfil de un menor para convencer a otros a la finalidad expuesta, e, incluso, y en señal de la veracidad de la amenaza», supuestamente «llegó a remitir fotos íntimas de menores a otros menores, jugadores de fútbol y compañeros, por no haber cumplido lo que le ordenaba».

Según precisaba la Fiscalía, en una ocasión fueron «cuatro años de abusos, desde los diez hasta los 14 años del menor», periodo en el que el investigado presuntamente «ejerció un control sobre este, le indicaba que se tenía que acercar a él, quién debía ser su amigo, le controlaba si estaba en línea en WhatsApp e incluso las horas que pasaban sin conectarse a dicha aplicación».