Motores y otras piezas para el coche

Según los vehículos cumplen años y kilómetros, mayor es la probabilidad de que se presenten averías de cierta envergadura en los mismos.

Cuando esto ocurre, los dueños pueden encontrarse con que el coste de las piezas de recambio nuevas sea superior al valor venal del vehículo.

La alternativa para reparar estos automóviles de cierta antigüedad es la utilización de piezas reacondicionadas o procedentes de desguaces, una práctica muy común en nuestro país, según afirman los responsables de la cadena nacional de talleres aurgi.com.

Averías más frecuentes

Las piezas que precisan ser sustituidas se encuentran normalmente en los elementos y sistemas del vehículo que son utilizados de forma más intensa y repetitiva. Estas son las averías más comunes, excluidas aquellas de mínima importancia, como puedan ser una lámpara fundida o un latiguillo roto:

  • Baterías
  • Embragues
  • Alternadores
  • Centralitas electrónicas y sistemas de control
  • Cierres centralizados
  • Bombas de freno
  • Bombas de inyección e inyectores
  • Sistemas de servodirección
  • Turbocompresores
  • Cambios manuales y automáticos
  • Válvulas EGR
  • Tubos de escapes y catalizadores

En www.motortown.es nos indican que, de toda esta relación, las averías que ocupan el podio de honor son las relacionadas con la batería, el sistema de arranque y el sistema de inyección.

¿Aceptan los talleres que el cliente aporte sus propias piezas usadas?

Depende de la política comercial del taller: algunos talleres sí permiten esta práctica, especialmente aquellos cuyo propietario es un trabajador autónomo. Pero si es el cliente quien aporta los recambios usados, el taller no extenderá garantía alguna sobre la pieza.

Por tanto, si la pieza presenta un mal funcionamiento o deja de cumplir su función, es el cliente quien debe asumir los costes de desmontaje del recambio defectuoso y de la colocación de una nueva pieza.

Una solución intermedia, y mucho más aconsejable, es que el cliente acepte que sea el taller quien aporte piezas reacondicionadas, sometidas a un control de calidad del fabricante. Estos recambios reacondicionados tienen un precio algo mayor que las piezas que proceden directamente de un desguace.

La gran ventaja es que las piezas reacondicionadas disponen de garantía, por lo que el cliente se beneficia de una seguridad total a la hora de reparar su coche.

Cambio de motor: ¿nuevo o usado?

Si en muchas averías se puede vacilar entre el uso de piezas nuevas o usadas, en el caso de que sea el motor el que quede inutilizado no existe duda alguna:

Cuando el coche tiene más de cinco o seis años la única solución rentable es utilizar un motor segunda mano, preferentemente reacondicionado por el fabricante. Y si el vehículo tiene menor antigüedad, tampoco merece la pena gastarse un dineral en un motor nuevo.

Por ejemplo, el coste de un motor nuevo para un vehículo de unos 100 cv de potencia ronda los 3000 euros, IVA incluido. La mano de obra nunca costará menos de 500 euros, por lo que el cambio de motor supondría un mínimo de 3500 euros. Para un coche de gama alta, hay que multiplicar esta última cifra al menos por dos, es decir, en torno a los 7000 euros.

Usando dos motores reacondicionados el coste quedaría en torno a 1000 y 2000 euros, y el coste total de ambas reparaciones se situaría en 1500 y 3000 euros.

En ambos casos, la diferencia de precio es abrumadora, y más teniendo en cuenta que los motores reacondicionados disponen de garantía del fabricante.