La isla de las tentaciones 3: los trapos sucios de las parejas de la nueva temporada

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La isla de las tentaciones no es nada sin trapos sucios. Los reality shows, en general, tienen que partir siempre de un conflicto latente. Ha de haber un asunto por resolver, una cicatriz del pasado que aún no se ha cerrado o un reproche reprimido que en cualquir momento puede salir a la luz. De lo contrario, ¿cuál sería su interés para los millones de espectadores ávidos de morbo que se cuelgan día sí y día también de la pantalla de la televisión? En Telecinco ya andan preparando una tercera entrega de La isla de las tentaciones y las parejas, por supuesto, no han sido seleccionadas al azar.

Y es que este programa ha sido uno de los grandes aciertos de Mediaset en los últimos años. Desde su primera entrega ha suscitado un gran interés del público y unos datos de audiencia más que considerables. Lo que toca en estos casos es exprimir a la gallina de los huevos de oro hasta dejarla seca. Más aún cuando formatos como Gran Hermano o Mujeres y Hombres y Viceversa empiezan a dar claros signos de agotamiento. La isla de las tentaciones funciona a las mil maravillas a base de flirteos, escándalo, peleas y mucho drama. Estas son las parejas de la tecera edición de La isla de las tentaciones y los trapos sucios que esconden en la trastienda.

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Lo de Jesús y Marina no es un cuento de hadas

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La pareja que forman Jesús y Marina es la más veterana de cuantas concurren a La isla de las tentaciones. Ni más ni menos que cinco años han pasado ya desde que se conocieron en Sevilla y se enamoraron casi a primera vista. Los dos reconocen que jamás pensaron que lo suyo fuese a llegar tan lejos, pero lo cierto es que muy pronto empezaron una relación seria y emprendieron proyectos de vida en común. Pero, tras el idilio de los primeros años, empezaron a llegar los problemas y los desacuerdos.

La pareja ha roto y retomado la relación de nuevo en dos ocasiones. Los motivos fueron la rutina y el desgaste, el agotamiento mutuo y un par de meteduras de pata por parte de Marina. Aquellos episodios están superados, al menos superficialmente, pues reconocen que siguen pesando y envenenando su convivencia. Jesús no acaba de perdonar los desplantes de Marina, y ella le afea la rutina en la que se ha establecido su relación.