Los datos de fatalidades que reporta la ONG Caminando Fronteras sobre la migración que intenta llegar a España a través del océano son aterradores. Es una realidad que quienes inician este recorrido lo hacen para escapar de situaciones extremas, pero los datos también demuestran que no todos completan de forma exitosa el recorrido, con 2024 rompiendo el récord de muertes en el camino a territorio ibérico, 10457 hasta el 15 de enero según informa la organización.
Pero no todas las rutas para intentar llegar al país son igual de peligrosas, como lo demuestran los datos que separan el total de muertes y desapariciones en la ruta que atraviesa el océano Atlántico, unos 9757 migrantes, a diferencia de los que no completan los caminos en el Mediterráneo, unos 700.
El dato puede servir para que España, y el resto de Europa, sepa las zonas donde hay más peligro, e intentan enfocar allí los esfuerzos de rescate. Es cierto también que, como lo señala la propia plataforma, las políticas al respecto, tanto del país como del resto de la Unión Europea (UE), giran sobre todo alrededor de mantener a los migrantes fuera de sus países, para no lidiar con ellos.

Lo cierto es que los motivos que hacen de cada viaje un peligro son muy diferentes. Si bien uno de los motivos principales es la precariedad de las embarcaciones usadas, sobre todo en las rutas del Atlántico, donde las aguas son mucho más violentas y peligrosas que las del Mediterráneo. Aun así, casos como el de los nadadores del estrecho de Ceuta, donde han fallecido unas 110 personas durante 2024, 34 de ellas el mes de julio, recuerdan que no todos los caminos tienen los mismos problemas.
LA LETALIDAD DEL OCÉANO ATLÁNTICO COMO RUTA A ESPAÑA
Tampoco los mismos fallecidos. De hecho, según el informe de Caminando Fronteras, el país desde el que salen más embarcaciones que terminan en tragedia es Mauritania, unos 6829, seguido de Senegal Gambia, alrededor de 2127, tras estos dos países el tercer punto de partida más letal para los inmigrantes con destino a España es el territorio de Agadir Dajla, cercano al Sahara Occidental, desde donde han partido unos 801 viajeros que han fallecido.

Solo para ponerlo en perspectiva, entre las tres rutas del mediterráneo tomadas en cuenta para el estudio de la ONG, la más letal es la que sale de Argelia, desde donde han fallecido unas 517 personas. Es que el total de las tres rutas mediterráneas es «tan solo» unas 700 personas que han fallecido en el camino España, sumando unos 110 fallecidos en el estrecho camino a Ceuta y 73 que de los que han partido de la zona de Alborán, cerca de Melilla. Son datos preocupantes, y que no tienen una respuesta clara de las autoridades ni del país destino ni de las zonas de origen.

LOS VIAJES MÁS CORTOS DE LA MIGRACIÓN DEL MEDITERRÁNEO
Que las rutas del Mediterráneo generen menos fallecidos no hace que sean fáciles de ignorar para las autoridades. Es bueno tener en cuenta que se trata de espacios donde, como lo revela el informe de la ONG, muchos migrantes repiten su intento de llegar a un mejor territorio. Es un recordatorio que si bien de momento tiene menos datos de fallecidos que los del Atlántico, los mismos datos pueden dispararse en cualquier momento, pues hay peligro constante para los viajeros e interesados en intentar llegar al territorio ibérico.
En cualquier caso, también es un recordatorio de que son las Canarias las que enfrentan lo peor de la crisis. A pesar de la cercanía entre las costas mediterráneas con África no son las más problemáticas, siendo necesario mejorar los esfuerzos, sobre todo en las islas, donde es un problema que empeora todos los días.
UNA DE LAS FRONTERAS MÁS PELIGROSAS DEL MUNDO
Lo cierto es que las muertes en el mar en camino a España hacen de nuestra frontera marítima una de las más peligrosas del mundo. De hecho, casos como el de la jungla del Darién, que cruzan los migrantes venezolanos entre Colombia y Panamá, donde se encendieron las alarmas por 36 fallecidos, o el conocido caso de la frontera entre México y Estados Unidos, donde han fallecido unas 3.000 personas en los últimos años.
Es una comparación que pone en relieve la magnitud del problema, y lo complicado de la solución. Es especialmente delicado, pues evidencia lo complejo del caso español, donde las muertes ocurren realmente lejos de la frontera, y que vienen de varios puntos de salida en diferentes países con diferentes tipos de crisis.







