Noruega sacará a licitación más de 106.000 km2 en el Ártico

La minería submarina es un tema que ha generado gran controversia en los últimos años, especialmente en Noruega, donde el Gobierno ha dado el primer paso para iniciar el proceso de licitación de 386 parcelas en el océano Ártico.

Esta decisión ha sido cuestionada por grupos ecologistas y pesqueros, quienes temen que la extracción de recursos minerales pueda causar un grave perjuicio al ecosistema marino.

Sin embargo, el Gobierno noruego defiende que la minería submarina es necesaria para la transición ecológica, ya que el mundo necesita estos minerales para avanzar en la producción de tecnologías verdes. Además, aseguran que actuarán con cautela y solo aprobarán los planes que sean respetuosos con el medio ambiente.

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LA PROPUESTA DEL GOBIERNO NORUEGO

El Gobierno de Noruega ha puesto sobre la mesa el reparto de unos 106.400 km2 de la plataforma continental noruega, lo que representa el 38% del total de 280.000 km2 que serían susceptibles de ser objeto de este tipo de explotación comercial. Esta decisión llega después de que el Parlamento del país escandinavo diera su visto bueno el pasado enero a la minería submarina en la región.

Según el ministro de Energía, Terje Aasland, Noruega cuenta con una "larga trayectoria" en la gestión de recursos del subsuelo, lo que les permite explorar la posibilidad de extraer minerales del fondo marino de forma sostenible. Sin embargo, la Unión Europea también ha expresado su preocupación, a pesar de que Noruega no forma parte de los Veintisiete.

La propuesta gubernamental entrará en una fase de consulta pública con un plazo máximo de alegaciones hasta el 26 de septiembre. Cualquier plan de extracción deberá ser autorizado tanto por el Ministerio como por el Parlamento.

LOS TEMORES DE LOS GRUPOS ECOLOGISTAS Y PESQUEROS

Las organizaciones ecologistas y de pesca han cuestionado que sea posible llevar a cabo una minería submarina de forma respetuosa con el medio ambiente. Temen que la extracción de recursos minerales pueda causar un grave perjuicio al ecosistema marino, poniendo en riesgo la biodiversidad y las actividades pesqueras.

Según estos grupos, la minería submarina podría generar impactos negativos en el fondo marino, como la alteración de los hábitats, la contaminación por metales pesados y el aumento de la turbidez en el agua, lo que afectaría a la fauna y flora de la zona.

Además, temen que la actividad minera pueda interferir con las rutas migratorias de especies marinas y alterar el equilibrio de los ecosistemas, lo que pondría en peligro la sostenibilidad de la pesca y otras actividades económicas dependientes del mar.

LA NECESIDAD DE UNA TRANSICIÓN ECOLÓGICA RESPONSABLE

Si bien es cierto que la transición ecológica requiere de minerales para el desarrollo de tecnologías verdes, la minería submarina no debe ser la única solución. Es fundamental que se evalúen cuidadosamente los impactos que esta actividad puede tener sobre el medio ambiente y se busquen alternativas más sostenibles.

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Uno de los principales retos será encontrar un equilibrio entre las necesidades de la transición ecológica y la protección del ecosistema marino. Para ello, será crucial que el Gobierno noruego trabaje de manera transparente y colaborativa con los grupos interesados, como organizaciones ecologistas y pesqueras, para garantizar que cualquier plan de extracción sea realmente respetuoso con el medio ambiente.

Además, es importante que se invierta en investigación y desarrollo de tecnologías más eficientes y sostenibles para la extracción de minerales, así como en programas de reciclaje y reutilización de estos recursos. Solo de esta manera, la minería submarina podrá convertirse en una solución viable para la transición ecológica, sin poner en riesgo la salud del océano Ártico.

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