La estación de tren más grande del mundo tiene un siglo de historia

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En el corazón de la bulliciosa ciudad de Nueva York, se alza un monumento a la ingeniería y la arquitectura, la Grand Central Terminal, la estación de tren más grande del mundo; conocida cariñosamente como “Grand Central” por los neoyorquinos, esta estación de tren no solo es un importante centro de transporte, sino también un ícono cultural y un tesoro histórico que ha celebrado su centenario en 2013.

A diario, miles de personas transitan por sus majestuosos pasillos, ya sea para tomar un tren hacia algún destino cercano o lejano, para admirar su impresionante arquitectura o para disfrutar de su vibrante ambiente; la Grand Central Terminal es mucho más que una simple estación de tren; es un testimonio de la grandeza de una época, un punto de encuentro para la comunidad y un recordatorio de la capacidad humana para crear obras maestras duraderas.

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Una obra maestra de la arquitectura

La estación de tren más grande del mundo tiene un siglo de historia

La Grand Central Terminal es una obra maestra de la arquitectura Beaux-Arts, caracterizada por su grandiosidad, elegancia y atención al detalle, su fachada principal, de estilo Beaux-Arts, está coronada por un imponente reloj de cuatro caras, mientras que su interior alberga una bóveda celestial de 43 metros de altura, adornada con un mural zodiacal que representa el cielo nocturno.

Los materiales utilizados en la construcción de la estación son de la más alta calidad, como mármol, granito, bronce y acero forjado se combinan armoniosamente para crear un ambiente lujoso y sofisticado; la estación también cuenta con una gran cantidad de obras de arte, incluyendo esculturas, murales y vidrieras, que le dan un toque aún más especial.