El truco infalible para dejar tus paredes como recién pintadas

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Las paredes blancas tienen la cualidad de crear espacios luminosos y con un efecto óptico de mayor amplitud. Es el recomendado por los decoradores expertos para hacer que las estancias se van más grandes y reflejen la luz natural, para tener un ambiente mucho más iluminado y acogedor. También es un color que visualmente no cansa ni satura, como puede ocurrir con tonos intensos o con el papel pintado, y además combina con todo, es elegante, y nunca pasa de moda. Pero tienen un problema, y es que se mancha con mucha facilidad. Los humos, las manos, o el simple roce cuando hay niños o mascotas, es suficiente para que la pared se vaya ensuciando.

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PINTURA Y LEJÍA

Existe otro truco muy eficaz, pero requiere el uso de productos químicos, así que hay que aplicarlo con mucho cuidado. Necesitamos un poco de la pintura de la última pintada, si es que ha sobrado algo. La receta consiste en mezclar un par de cucharadas de esta pintura con un poco de agua y un chorro de lejía, y empapar un paño en esa mezcla. Es aconsejable usar guantes para este proceso. Damos un par de pasadas por la pared y dejamos que se seque por completo. Al usar lejía, es conveniente tener especial cuidado con la ventilación, ya que sus vapores pueden ser irritantes.