Belarra defiende la «cultura de la paz», implicación de la ONU y movilización social para el fin de la guerra

La ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, ha demandado la «máxima implicación» de Naciones Unidas, pues es «clave para que las negociaciones entre Rusia y Ucrania fructifiquen» y ha proclamado que la «cultura de la paz» hay que defenderla en los momentos más complicados como es la guerra, aunque se les «criminalice» por ello.

También ha subrayado que no se va a lograr la paz en Ucrania sin una «movilización ciudadana» en todos los países europeos, pero también en Rusia, que exija vías diplomáticas y acuerdos de paz, puesto que la sociedad civil es la «mejor palanca» para lograr cambios. Y es que ha proclamado que la sociedad organizada «puede marcar la diferencia», para llamar también ha evitar que el «belicismo» se instale en las sociedades

«Nunca es tarde para la política. Nunca es tarde para el diálogo. Siempre, el mejor momento para intentar un acuerdo y conseguir la paz es ahora. Mejor hoy que mañana, mejor mañana que pasado. Mejor con menos muertes y menos sufrimiento que con más muertes y más sufrimiento», ha asegurado.

Así lo ha trasladado durante la apertura del seminario internacional sobre resolución de conflictos, organizado por la Secretaría de Estado para la Agenda 2030 en colaboración con la Universidad Carlos III, y que tiene entre sus ponentes al filósofo Noam Chomsky.

La ministra, que promueve un movimiento europeo por la paz con otras organizaciones progresista y criticó el envío de armas a Ucrania, ha razonado que la situación internacional «obliga a redoblar los esfuerzos en el mensaje y las acciones por la paz y la diplomacia en todo el mundo».

Y en este sentido, ha celebrado que el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, haya nombrado un mediador para trabajar por un alto al fuego en la guerra de Ucrania, al estar convencida de que «este es el camino» que deben «cuidar e impulsar».

De esta forma, ha reiterado que se necesita «proteger la negociación» y lograr avances desde la observación internacional, por lo que ha vuelto a insistir en que la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) debe implicarse también.

«Cuando se logre un acuerdo de paz todo el mundo lo celebrará. Y estará muy bien. Pero creo que es importante recordar que la paz hay que defenderla en los momentos más difíciles, es decir, durante la guerra», ha sentenciado Belarra.

Además, ha concluido que hay muchas personas comprometidas en construir la paz, que es el «último objetivo de la política», desde el convencimiento de que la diplomacia es lo «más coherente, «eficaz» y «humano».

INVASIÓN CRIMINAL DE PUTIN

Durante su intervención, ha destacado que España vive momentos que hace unos meses eran «impensables de imaginar» ante la «invasión criminal» e «injustificable» ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin.

Un conflicto bélico que tiene «consecuencia profundas» a muchos niveles en el continente y que requieren foros de reflexión, como este seminario, para aplicar «mirada larga» y «una panorámica completa».

También ha advertido de que la foto «completa» a nivel mundial es «preocupante» puesto que, según los datos de ACNUR, el número de personas que huyeron de las guerras y conflictos en 2020 superó los 82 millones de personas, la cifra más alta en casi 70 años.

«Hoy debemos abordar la guerra en Ucrania, pero no podemos ni debemos olvidar la guerra en Yemen o conflictos enquistados como el de Palestina y el Sáhara Occidental», ha proclamado Belarra.

Por todo ello, ha concluido que la «cultura de paz» es, además, una «nueva forma de hacer las cosas» y donde las mujeres pueden «tener por fin un papel protagonista», dado que son las que sufren los peores efectos de la guerra y la propia ONU insta a aplicar la perspectiva de género en la resolución de conflictos.

CHOMSKY: HAY QUE PRESIONAR A ESTADOS UNIDOS PARA LA VÍA DIPLOMÁTICA

Mientras, Chomsky ha criticado la posición de Estados Unidos en conflictos como en Afganistán, Irak o el apoyo de Marruecos en la cuestión del Shara Occidental.

A continuación, ha denunciado la invasión «criminal» de Ucrania y ha instado a la administración que dirige Joe Biden que, si de verdad le importa las víctimas de esta guerra, debería acceder a participar diplomáticamente para acabar con este ataque con un programa «constructivo».

«Y se le debe presionar para que lo haga», ha defendido el intelectual norteamericano, incidiendo en que la neutralidad militar de Ucrania sin la adhesión a la OTAN sería la fórmula para edificar la salida a la guerra.

Además, ha criticado el «desdén» de Washington sobre las preocupaciones de Rusia, citando la promesa del expresidente George Bush de no ampliar la OTAN hacia el este. Es más, ha ironizado que la «santidad» que proclama Estados Unidos sobre la defensa de la soberanía «ruboriza a los círculos civilizados» a tenor de su historial en política internacional.