Peritos afirman que las obras de Rueda que compró el IVAM eran copias

Peritos judiciales han afirmado que las obras de Gerardo Rueda que compró el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) en 2004 y 2006 eran copias y no contaban con la autorización del artista para ser reproducidas. Esta es la conclusión a la que han llegado cinco expertos que han analizado las esculturas, expedientes y documentación sobre las adquisiciones, frente a otro perito que discrepa.

Los peritos se han pronunciado así en su declaración en el juicio que se sigue en la Audiencia de Valencia contra la exdirectora del IVAM Consuelo Ciscar, el ex director económico administrativo del museo Juan Carlos Lledó, y el hijo y heredero del artista, José Luis Rueda, por la pieza 2 del caso IVAM, relativa a un presunto fraude millonario con la adquisición de reproducciones de obras del escultor fallecido Gerardo Rueda.

La pieza principal del procedimiento, centrada en presuntas irregularidades de Ciscar para promocionar la carrera artística de su hijo, Rafael Blasco, conocido como ‘Rablaci’, acabó en septiembre con una conformidad: Ciscar reconoció que malversó y aceptó la pena de un año y medio de cárcel –frente a los 12 que le pedían–.

En la pieza de Rueda, la Fiscalía reclama para Ciscar la pena de seis años de prisión y multa de 144.000 euros por un delito continuado de prevaricación administrativa, de falsedad en documento oficial cometido por funcionario público y malversación de caudales públicos en su modalidad agravada. Para Lledó pide cinco años y seis meses de cárcel y multa de 63.000 euros; y para Rueda, cinco años por un delito continuado de malversación. Además, solicita una indemnización para el IVAM de 3.456.876 euros.

Cinco de los seis peritos que han comparecido ante el tribunal, todos ellos con experiencia y especialización en obras de arte, han coincidido en que las esculturas que adquirió el IVAM eran una copia: «Son obras exnovo, copias, interpretaciones», han dicho en base a la ley y a los códigos deontológicos internacionales aprobados por la profesión.

Así, entienden que las obras compradas podrían enmarcarse en obra póstuma con interpretación, en la que existe un sobremolde y se cambia el tamaño o los materiales. No consideran que sean obras póstumas originales –cuando existe un molde– ni póstumas de reproducción –se usa un sobremolde y se mantiene tamaño y materiales–.

Dos de las peritos han sido muy concluyentes: «Se trata de piezas reproducidas a raíz de otras piezas, de fotos. No hay ilustraciones o documentación previa, ni información del artista. Además, la escala cambia de las originales a las que no lo son. Esto desvirtúa mucho la obra de Rueda, que normalmente era pequeña. No se puede sostener que la obra sea original», han sentenciado.

También han dicho que en este caso no había informes artísticos ni de valor de la obra en el museo. «Hay una serie de documentación administrativa de la obra que entra y sale y del dinero que cuesta pero no de valoración de la obra. No hay informe, solo una ficha», han expuesto.

A los peritos no les constan tampoco expedientes sobre la voluntad del artista en relación con su obra: «Nos reafirmamos en la idea de que en las obras post mortem no había autorización del autor». Sobre este extremo discrepa un perito, que ha indicado que con unos documentos genéricos que obran en el procedimiento, para él sí hay autorización. A juicio del resto de peritos debe haber documentos más específicos.

Por otro lado, los peritos han afirmado que para que una institución pública adquiera este tipo de obras debe haber unos informes teóricos y económicos firmados y aprobados por el patronato y la junta de museos. En este caso del IVAM no encontraron ningún informe de estas características.

En relación con el precio de las obras, los peritos, en general, han afirmado que es difícil de definir, sobre todo porque se trata de piezas que vienen de fundición.

Además, los peritos han indicado que no existe obra de Rueda como la que adquirió el IVAM. Uno de ellos ha explicado que «la obra de Rueda era generalmente pequeña. Trabajaba con material metálico y lo importante es que él lo controlaba y decía cómo se debía cortar y fundir. Trabajaba en pequeñas dimensiones», ha dicho.

«NO SABÍA NI QUE EXISTÍAN»

Por otro lado, en la sesión de este miércoles también ha declarado un conservador del museo que firmó el acta de la comisión de adquisición de obras de Rueda pese a que no asistió a ninguna reunión ni se le informó de ningún extremo de esta operación. «Me hicieron firmar allí pero no participé en ninguna reunión», ha dicho.

«Me dijeron que era un acta en el que se proponía la compra de obras para el museo y que tenía que firmarlo. No ví con detalle el contenido», ha explicado. Ha señalado que fue su superiora, Raquel Gutiérrez, quien le indicó que debía firmar esa serie de actas de una comisión que no sabía ni que existía. También ha apuntado que no tenía indicios de que la adquisición fuera irregular.

Por último, ha declarado esta jornada el jefe del departamento de Informática del IVAM, que ha explicado al tribunal cómo funcionan las copias de seguridad en el museo: «Se hacen de forma automatizada con un programa de seguridad», ha dicho. También ha manifestado que la Policía se llevó, por orden judicial, diferentes copias de seguridad básicamente en formato de CD y DVD. Entre esas copias intervino, así mismo, una copia que pidió Ciscar en su momento.