Aunque el jamón se consume en todos los países del mundo, ninguno como el jamón ibérico. Este cuenta con la mejor textura y sabor y combina con gran variedad de platos tradicionales. Su sabor es tan exquisito que comerlo solo es todo un acierto y así servido en finas lonchas puede ser la más deliciosa tapa.
El jamón ibérico cuenta con una exclusiva procedencia de España y Portugal, y servirlo bien crujiente en trocitos sobre un salmorejo tradicional, anaranjadito y cremoso es toda una idílica experiencia.
Para obtener un jamón ibérico crujiente y rico en el horno, hay algunos pasos que debes seguir, y un tiempo justo de horneado para que quede perfecto. Te voy a contar todo sobre ello, pero antes te voy a hablar un poco sobre este idílico jamón, símbolo de tradición de toda la península ibérica.
No todo serrano es jamón ibérico
El jamón ibérico se obtiene de forma exclusiva de los cerdos de raza ibérica, mientras que el serrano se obtiene de los cerdos blancos. Si bien, ambos provienen de las patas traseras del animal, el ibérico solo se produce en España y Portugal con cerdos ibéricos entre 100 y 50% de pureza.
La pureza del jamón ibérico viene dada por el mestizaje existente o no del animal. Cuando hablamos del 100%, estos provienen de cerdos ibéricos 100% puros; mientras que, cuando su pureza es del 50%, se establece que el origen de la pieza pertenece a un animal nacido de progenitores cruzados: hembra ibérica y macho blanco generalmente.
Aparte de su lugar de procedencia, lo que termina de hacer al jamón ibérico una total exquisitez, es la crianza del cerdo desde su nacimiento hasta su sacrificio, lo que le otorga el más fino sabor y características organolépticas especiales: una carne color rubí intenso, brillante y con vetas emblemáticas otorgadas por su materia prima. La grasa es delicada y le otorga un sabor exquisito.
El sabor del jamón ibérico, delicioso y único
Como te he comentado, el jamón ibérico se obtiene de una raza exclusiva de animales. Por lo que seguramente querrás saber, si esto afecta en el sabor del mismo. Y sí; definitivamente, el sabor del ibérico es completamente distintivo y especial, lo que lo hace una verdadera delicatessen.
Los cerdos ibéricos cuentan con una peculiaridad que los hace únicos en la tierra; y es que estos, infiltran la grasa dentro de los músculos, lo que le otorga al jamón las vetas características. Esta característica genética, sumada al tipo de alimentación que reciben y al ejercicio que hacen al aire libre, le confieren unas características de calidad muy superior.
Un jamón serrano no contará con las emblemáticas vetas del jamón ibérico, así mismo, no tendrá la misma jugosidad de este, ni sus aromas y matices. Con solo tocar con la yema de tus dedos una loncha de jamón ibérico, podrás notar su jugosidad y textura, y si lo degustas, notarás también de forma muy placentera, como la fina grasa se deshace en tu boca.
Obtén un crujiente y delicioso jamón ibérico horneado
Tal como te comentaba unas líneas atrás, las lonchas de jamón ibérico son toda una delicatessen así solitas, sin más. Para disfrutarlas solo basta con cortar y degustar con una exquisita copa de sangría tradicional bien fría entre tus manos.
Ahora bien, hay un proceso que puedes realizar, y obtener un placer reservado para los dioses. Cuando decides hornear unas lonchas de este jamón, este gana una textura crujiente y deliciosa muy difícil de superar. Se forman como especies de chips extraordinarios y crocantes que hacen agua la boca.
Para lograrlo solo necesitarás tener unas delgadas lonchas de jamón ibérico del mismo tamaño y grosor para que se horneen de manera pareja, papel encerado, bandeja para hornear y por supuesto el horno.
La técnica del horneado, la clave para un crujiente delicatessen
La forma de lograr un crujiente espectacular es muy sencilla. Para comenzar corta las lonchas delgadas y como te comentaba anteriormente, del mismo tamaño. Sobre una bandeja para hornear, coloca un trozo de papel encerado que la cubra completamente.
Coloca las finas lonchas sobre la bandeja y cúbrelas con otro trozo de papel encerado tapándolas por completo. Es necesario que coloques peso sobre estos. Puedes recurrir a otra bandeja, y colocarla sobre el papel. Este truco hará que las lonchas se mantengan planas, evitando que se curven durante la cocción.
Para un resultado óptimo, hornea a 180°C por tan solo 20 minutos, este tiempo será suficiente para obtener el resultado que se espera; unas lonchas crujientes que serán todo un éxito.
Finalizado el tiempo de cocción retira la bandeja del horno, retira lo que habías colocado para darle peso y también el papel encerado. Traslada las lonchas a otra bandeja o plato y espera que se enfríen perfectamente a temperatura ambiente.
Debes tener en cuenta que al retirar las lonchas del horno, estas pueden continuar blandas. Esto es totalmente normal; así que no te asustes, al enfriarse se volverán crujientes y quebradizas, tal como las deseas.
Estas lonchas crujientes quedan perfectas servidas como una tapa rápida en medio de una reunión. Prueba también colocar algunos trocitos sobre un cremoso salmorejo o una fresca ensalada, la combinación de texturas será realmente única y todos amarán su sabor.
Otras formas de darle ese toque crujiente
No solamente en el horno puedes lograr esa textura crujiente que tanto gusta. Puedes hacer el mismo procedimiento en el horno microondas, pero dejando que se cocinen tan solo por 2 minutos, aunque es recomendable vigilar de cerca a partir del minuto y medio.
Solo debes cortar las lonchas igual de finas y valerte también de papel encerado. Enciende el microondas a máxima potencia por dos minutos y voila, lo tendrás listo en un par de minutos.
Hacerlo en la sartén también es un método rápido; y para hacerlo se siguen tal cual los primeros pasos: lonchas finas entre dos trozos de papel encerado. Solamente que debes voltearlos durante la cocción a fuego medio para lograr que esté en su punto perfecto.
Si bien estos métodos son rápidos y válidos en caso de necesitar hacerlo rápido o en una pequeña cantidad, te recomiendo usar el horno. El resultado queda mucho más espectacular.
