Informe alerta que un Marruecos mejor armado es una mayor amenaza para España

La decisión del expresidente de EE.UU. Donald Trump de reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental ha sido la guinda en un proceso en el que el reino estaba inmerso para afianzar su posición como potencia regional y en el continente y que pasa por un rearme frente a su archienemigo, Argelia. La consecuencia de todo ello es una mayor amenaza para España al otro lado del Estrecho de Gibraltar.

Esa es la tesis que defienden Guillem Colom, Guillermo Pulido y Mario Guillamó en su informe ‘Marruecos, el Estrecho de Gibraltar y la amenaza militar sobre España’ publicado por el Instituto de Seguridad y Cultura (ISC), advirtiendo que en juego podría estar la integridad territorial de nuestro país.

El reconocimiento del Sáhara como marroquí, que por ahora no parece que Joe Biden vaya a revertir, fue la moneda de cambio del restablecimiento de relaciones entre Marruecos e Israel, un gesto que sin embargo los autores subrayan que no ha sido completo y que en realidad no supuso un cambio como tal, puesto que ambos países «mantienen desde hace tiempo profundas relaciones económicas, políticas y de seguridad».

Este gesto no solo afianza la alianza entre Estados Unidos y Marruecos sino que refuerza su postura en lo que se refiere al Sáhara, incluida su reivindicación sobre las aguas que rodean a la antigua colonia española. Los autores del informe creen que Rabat no cesará en su empeño de adaptar su legislación y delimitar «una nueva línea de costa y los espacios marítimos correspondientes».

Esto choca de pleno con los intereses de España, puesto que se produciría un «solapamiento de aguas con las Islas Canarias y lareclamación mutua de una ampliación de la plataforma continental hasta las 350 millas náuticas», lo que supondría una nueva delimitación de su Zona Económica Exclusiva (ZEE).

«Más allá de la pesca, aspecto no menos importante, encontramos la capacidad de disputar la soberanía de los montes volcánicos del archipiélago canario que se encuentran sumergidos y son ricos en metales como el telurio, el cobalto y el plomo, destacando el monte Tropic», alertan los autores del documento, incidiendo en que España podría ver «amenazados sus territorios extrapeninsulares».

POTENCIA EN EL CONTINENTE

Con ello, Marruecos saldría también fortalecido desde el punto de vista político y le situaría en una buena posición para asumir un papel de liderazgo en la región y en el continente en general, donde en los últimos años ha venido dando pasos para mejorar su posicionamiento. Prueba de estos esfuerzos es que son ya 15 los países africanos que han abierto consulado en Dajla, en el Sáhara Occidental.

Que el reino alauí asuma un papel de liderazgo en el Magreb y en África en su conjunto, choca con los intereses en este sentido de países como Francia, pero también de España o Italia, que buscan ejercer su influencia, sobre todo en lo relativo al Sahel, región cuya situación por la presencia yihadista preocupa cada vez más del otro lado del Mediterráneo.

Pero, según el informe, «si Marruecos aspira a ser una potencia económica y política regional debe mantener alejadas de sus fronteras a las organizaciones terroristas, profundizar en la integración étnica», en referencia a los saharuis y los bereberes, así como por «el mantenimiento de unas Fuerzas Armadas modernas y el éxito de un capitalismo de Estado».

Solo así, inciden los autores, el reino «podrá influir en las decisiones que se tomen en su entorno, convertirse en un Estado mediador para la lucha contra el terrorismo y el radicalismo y un agente clave para la gestión del comercio regional y el fenómeno migratorio».

CARRERA ARMAMENTÍSTICA CON ARGELIA

Conscientes, quizá, de su necesidad de reforzar su seguridad, Marruecos está inmerso en una carrera armamentística. Hasta hace unos años, el reino estaba en desventaja frente a su vecino, y rival, Argelia, pero esa tendencia parece haber cambiado.

Rabat puso en marcha en 2017 un plan quinquenal de rearme por valor de 22.000 millones de dólares con apoyo de Estados Unidos y Arabia Saudí, gracias al cual ha conseguido acabar con sus principales debilidades desde el punto de vista militar, reforzando su capacidad aérea y antiáerea. Además, en 2018 se reintrodujo el servicio militar obligatorio.

Lejos de lo que cabría pensar, advierten los autores, el hecho de que las capacidades militares de Marruecos y Argelia parezcan estarse equilibrando supone un mayor riesgo de que termine produciéndose un conflicto entre ellos, a tenor de lo que apuntan los expertos en esta materia. El hecho de que los países tengan pendiente una disputa territorial, como es el caso, también incrementa el riesgo de un estallido.

Por consiguiente, el informe incide en que «dos países vecinos de España puedan entrar en una situación prebélica, o al menos de alta hostilidad y tensión, debe ser una prioridad para la seguridad nacional y requiere un análisis específico».

AMENAZA ECONÓMICA

El reconocimiento del Sáhara como marroquí por Washington también supone un impulso en el deseo del reino de convertirse en un país líder en el continente, donde ya es la quinta potencia económica. El Sáhara Occidental encaja en los planes de desarrollo económico del reino alauí como fuente de exportaciones, principalmente de fosfatos.

Asimismo, es clave para el principal proyecto de infraestructuras de Rabat, el puerto Tanger-Med. Como punto final en la red comercial de infraestructuras del ‘Eje Tánger-Dakar’, su éxito depende del tránsito libre y seguro de las mercancías terrestres a través de la antigua colonia española, explican los autores, que señalan que el proyecto Tanger-Med compite directamente y con importantes ventajas con los puertos de Algeciras, Valencia y Barcelona.

Por último, las llamadas ‘Provincias del Sur’ también tienen importantes implicaciones económicas y geopolíticas debido al proyecto de construcción de un gaseoducto transahariano que conecte a Nigeria, Marruecos y Europa, el cual vendrá a socavar además el monopolio del gas argelino.

En resumen, España se enfrenta a un doble desafío para su seguridad. Por una parte, un eventual conflicto entre Marruecos y Argelia «con efectos que se proyectarían por toda la región del Estrecho de Gibraltar» y por otra, el rearme marroquí y la consolidación de su control sobre el Sáhara Occidental podría, a más largo plazo, significar un desafío para la integridad territorial».

«No debemos olvidar que una parte de la mentalidad y cultura estratégica marroquí tiene como ensoñación seguir una agenda de expansión territorial acorde con el viejo concepto del ‘Gran Marruecos'», resaltan, lo que implicaría controlar Ceuta y Melilla.

En este sentido, recuerdan las declaraciones en diciembre del primer ministro marroquí, Saad Eddine El Othmani, quien sostuvo que «llegará el día en que vamos a reabrir el asunto de Ceuta y Melilla, territorios marroquíes como el Sáhara». Estas declaraciones provocaron que la embajadora marroquí en Madrid fuera convocada al Ministerio de Exteriores, donde aseguró que la postura de Rabat respecto a los dos enclaves no había cambiado y seguían reconociendo que son españolas.