Acusado de matar a un compañero de cárcel defiende que lo hizo tras meses de «tocamientos»

El acusado de matar a puñaladas a un compañero de módulo penitenciario en la cárcel de Albolote, en el área metropolitana de Granada, se ha declarado culpable ante el jurado popular que enjuicia el caso, si bien ha defendido que lo hizo porque el «miedo pudo más» que él tras una discusión entre ambos en que ha mantenido que fue amenazado de muerte, después de meses soportando «tocamientos sexuales».

En la primera sesión del juicio de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, que ha dado comienzo este lunes en el edificio judicial de Caleta, con la constitución del jurado popular, el procesado ha dicho que llevó adelante la acción, sobre las 17,30 horas del 29 de junio de 2017, cuando le habría asestado hasta 23 cuchilladas con media hoja de tijera, pero no por un tema de drogas sino porque el finado «abusaba» de él y se le «fue de las manos».

«No vengo a justificar lo injustificable», ha indicado, tras pedir perdón a la familia de la víctima, frente al jurado, ante el que el Ministerio Público ha expuesto que pide provisionalmente diez años y medio para el acusado por la presunta comisión de un delito de homicidio, pese a que en un inicio solicitaba 15 años y medio por supuesto asesinato.

En una discusión previa en un aseo, el acusado ha señalado que el finado intentó «toquetearle» y, tras negarse, le asestó supuestamente un «puñetazo» al que le respondió con un «guantazo» que derivó en que su víctima lo amenazara de muerte, para lo que habría pedido «un cuchillo» de mayores dimensiones del que solía llevar.

«Tenía 47 años y yo tenía 24», ha recordado en referencia a esos «tocamientos» que ha señalado también que supusieron «un trauma muy grande» para él. Por todo ello, y siempre según la versión que ha esbozado ante el tribunal, ya fuera del aseo, aquella tarde, y en estado de «shock», ha dicho que «reaccionó» con la media hoja de tijera que ha señalado que llevaba siempre «por precaución».

La acusación particular que representa a la mujer con la que la víctima mantenía una «relación estable de pareja con convivencia desde 1991» le pide, en sus conclusiones provisionales, 18 años de prisión por supuesto asesinato, o alternativamente, 13 años y medio por la presunta comisión de un delito de homicidio, con la agravante de abuso de superioridad. La Abogacía del Estado, que se adhiere a la petición fiscal, se niega a la responsabilidad civil que pide esta parte al no haber estado casada ni sido pareja de hecho del finado.

Por su parte, la defensa pide la libre absolución por el supuesto delito de homicidio, pidiendo la aplicación de las eximentes completas de anomalía psíquica y miedo insuperable, o incompleta de trastorno mental transitorio, así como la atenuante de confesión de los hechos. Solicita alternativamente la pena de dos años y medio.

Precisamente a preguntas de su abogado, el acusado ha detallado que los supuestos abusos duraron cuatro meses, desde que llegó él al módulo donde ya estaba previamente el que luego fue su víctima mortal. También «tenía que sacar tabaco, café» y otros productos para el fallecido, y «enseñaba un cuchillo» constantemente entre los amigos, también de más edad, que tenía allí, por lo que sufría «miedo» a que le «pudiera quitar la vida».

IMÁGENES DEL SUCESO

El juicio, en el que está previsto que se proyecten imágenes de las cámaras de seguridad del penal granadino, continúa este martes, y está señalado en principio hasta el próximo miércoles. Según consta en el escrito inicial de conclusiones provisionales e la fiscal, en un momento determinado, el acusado, «con clara intención de causarle la muerte», habría sacado de entre sus ropas media hora de tijera con una dimensión de 6,5 centímetros para asestarle a su compañero distintos golpes «durante una persecución a lo largo del taller».

Todo ello sucedió, agrega el fiscal, «pese al intento de los demás internos que allí se encontraban de repeler la agresión, logrando alcanzarle el primero de ellos en la espalda de manera superficial», llegando la víctima a «interponer entre ambos una mesa».

Finalmente, al objeto además de «aumentar deliberadamente su sufrimiento», le llegó a producir hasta 23 heridas en distintas partes del cuerpo, que afectaron a la piel, el tejido celular o graso subyacente, y a la masa muscular.

Dos cuchilladas afectaron a vísceras provocándole «disfunciones graves que llevaron a la muerte» del agredido, con lesiones que llegaron a afectar a las zonas de pulmones y corazón, y, en definitiva, un «shock hipovolémico» instantáneo por el que falleció entre las 17,30 y las 17,40 horas, según indica el fiscal.

En este sentido, el acusado, «consciente de lo ocurrido, entregó la tijera empleada a los funcionarios de prisiones». Se añade que el fallecido dio positivo en distintas sustancias psicoactivas, entre ellas metadona, si bien eran «concentraciones terapéuticas, no habiendo intervenido dicha ingesta como concausa en su muerte».