Más de 40.000 hectáreas quemadas por cigarros mal apagados en 20 años en España

Los cigarrillos mal apagados contribuyeron a quemar más de 40.000 hectáreas forestales en España en los últimos 20 años y las colillas son responsables de un 3,25% de los incendios o conatos, según destacó este miércoles Reforesta con motivo del Día Internacional de los Bosques, que se celebra este jueves.

Reforesta, ONG fundada en 1991 que ha ayudado a plantar cerca de 20.000 árboles desde 2009, señaló que “fumar mata” porque “las colillas amenazan nuestros bosques”, cuando estos ecosistemas aportan beneficios como la regulación del clima, la fijación de carbono, la protección del suelo y de los acuíferos, es el hogar de una gran biodiversidad, provee de espacios de recreo y de suministros para consumo humano, protege los embalses frente al aterramiento, etc.

“El tabaco supone un peligro no sólo para quien fuma, sino también para el hábitat de decenas de especies que viven en nuestros bosques”, destacó.

Reforesta apuntó que en España arde una media de más de 100.000 hectáreas todos los años. La superficie forestal recorrida por el fuego desde el inicio de la recogida de estadísticas, en 1961, supera la extensión de Castilla-La Mancha.

Marzo es el segundo mes del año en que más incendios forestales se producen en España, sólo por detrás de agosto. Estos fuegos de marzo se focalizan en el norte y están muy relacionados con las quemas para regenerar pastos, según Reforesta.

Si bien el porcentaje que representa en el norte es muy superior, en el conjunto de España, esta causa de incendios supuso un 20% del total en el decenio 2004-2013, superada únicamente por el empleo del fuego en prácticas agrícolas y por las negligencias.

Reforesta subrayó que, además del grave peligro de incendio, las colillas contienen sustancias químicas tóxicas y tardan entre uno y ocho años en degradarse, por lo que llamó la atención sobre el peligro de arrojarlas no sólo en los montes, sino también desde el coche cuando se circula por carreteras y pistas que los atraviesan.

FAUNA

Por otro lado, Reforesta indicó que “los incendios forestales impactan intensamente sobre la fauna”, puesto que los invertebrados del suelo pueden llegar a desaparecer, los insectos polinizadores resultan muy dañados, los animales que excavan madrigueras mueren quemados o asfixiados, y lo mismo ocurre con todas las especies que no pueden huir. Si el incendio ocurre en época de nidificación, también se pierden muchas nidadas.

Estudios realizados en Rusia revelaron que la mortalidad de las ardillas y las comadrejas, que se estudió inmediatamente después de algunos incendios, fue del 70 al 80%, la de los jabalíes del 15 al 25% y la de los roedores del 90%.

En España hubo una mortalidad del 30% en la población de tortuga mediterránea tras el gran incendio de 1986 en la sierra de La Albera (extremo oriental de los Pirineos) y esa misma especie sufrió un descenso del 85% en otro incendio ocurrido en el sur de Francia.

“Además de la muerte por abrasión o asfixia, los incendios también dañan a la fauna al privarla de refugio y de alimento. Igualmente, el arrastre de cenizas y tierra aterra los arroyos y embalses, dañando las branquias de los peces, así como sus puestas, y perjudicando también a los invertebrados acuáticos y a las especies que se alimentan de ellos”, recalcó Reforesta.

(SERVIMEDIA)