Dicen que la belleza está en los ojos del que ve. Así que estos cirujanos debían estar más que ciegos. Uno tiene que confiar en su cirujano plástico, tanto como en su madre. Eso sí, antes hay que asegurarse de algunas referencias para no acabar siendo un monstruito de feria. Por eso, te vamos a mostrar algunas de las canalladas que han hecho algunos cirujanos.
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Donatella Versace
No es que la diseñadora de moda fuera un bellezón hace años, y de hecho se parece a Lady Gaga antes de que también se operara. Pero lo que es ahora este espécimen humano, es indescriptible.
Esos lifting para alisar la piel son efectivos, no lo negamos. Es como si le hubieran pasado por encima una apisonadora, y con lo sobrante, se lo hubieran inyectado en los labios. Por supuesto, eso incluye el hecho de que sus cejas sean invisibles, y que sus orejas sean lo más elástico del mundo. Podríamos abrir con esa foto un espectáculo de rarezas.
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Lindsay Lohan
Una de las lecciones básicas que deberían aprender los cirujanos, es que no siempre tienen que operar. E incluso si se creen artistas, no creo que les guste que su obra fallida vaya paseando por ahí mostrando lo desastre que es arreglando caras.
Con Lindsay Lohan pasó también algo de eso, aunque no le podemos echar toda la culpa al cirujano: las drogas y los excesos también tuvieron culpa aquí. Pero si me la encontrara en un callejón oscuro, probablemente saldría corriendo.
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Paris Hilton
¿Por qué las ricas y jóvenes herederas tienden a hacer este tipo de estropicios? ¿Acaso su vida es tan vacía, que prefieren llenarla con bótox? Hay quien dice que el dinero no da la felicidad. Pero es evidente que el dinero tampoco da belleza. Al menos cuando tu cirujano es un chapucero que no sabe identificar cuáles son los cánones: y no hablamos de cánones de belleza, sino simplemente los cánones de lo humano.
También hay un dilema con el ojo izquierdo de esta chica: algunos dicen que es un ojo vago, y otros que es el resultado de una operación fallida. También quieren mitificar a la rica heredera diciendo que no se lo arregla porque quiere ser de lo más natural. Claro, y por eso prefiere aumentarse la delantera que arreglar un defecto más visible.
Irónico.
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Carrot Top
Aquí no se conoce mucho a este… ser. Scott Thompson, conocido como Carrot Top, es un humorista americano, que antes contaba con el aspecto del típico pelirrojo paliducho. De ahí venía su mote «cabeza de zanahoria». Y bien orgulloso que debía estar de su mote.
Aunque puede que ahora no tanto, porque su adicción a esteroides y bótox han hecho de este humorista un chiste en sí mismo. Su cara da repelús, y parece que ha tomado el sol o rayos UVA sin protección adecuada. Vamos, que ya es casi toda una zanahoria crecidita.
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Tara Reid
Esta chiquilla, cuando entró a rodar «American Pie», era de las más guapas del set. Pero después de unos cuantos añitos y un par de operaciones, toda esa belleza se ha ido al traste. No es como si le hubieran pasado un camión por encima, pero tampoco parece que le haya hecho un grato favor.
Algunos dirán que está mejor. Bueno, puede que su belleza sea más… evidente, pero aunque no es una canallada en sí, busca fotos de cuerpo entero de la muchacha. Porque es como si hubiera adelgazado de repente media tonelada y se hubieran dejado la piel
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Mickey Rourke
Los años no perdonan. Y si intentas arreglarlo con el bótox y operaciones de cirugía, mal vamos. Se podía decir que antes era atractivo. Con esa mirada y esa sonrisa pícara, hacía suspirar a más de una.
Ahora hace que se nos corte el aliento, sí, pero no en el buen sentido. Verlo es un buen método para quitarnos el hipo persistente. Su cirujano debe estar en un país extranjero, porque puede que una horda de fans enfurecidas estén persiguiéndole con ahínco, y dejarle la cara como él se la dejó a Mickey Rourke.
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Melanie Griffith
Este es uno de los casos que generan mucha lastimica. Porque has visto películas en las que salían cuando eran jóvenes, y tenían ese «algo». Igual no eran bellezones espectaculares, pero sí que eran guapas y admiradas.
Ahora solo parece que les han estampado la cara contra un muro de cemento mientras sonreían, y así se han quedado.
O puede que es la cara que se la haya quedado al ver la actuación de su hija en «50 sombras de Grey».
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Amanda Lepore
Hay casos y casos. Y el de Amanda Lepore es mundialmente conocido. Es todo un icono en la comunidad transexual. El problema de todo esto es que al menos antes parecía una mujer.
Parece que ha habido dos transiciones: una, de hombre a mujer. El resultado no era muy convincente, pero aún así, sí que tenía aspecto femenino. El segundo, era de mujer, a criatura de las tinieblas.
En serio, alguien lo hubiera hecho mejor dándole con una sartén en la cara. Pero claro, eso sí es demandable, y lo que hizo el cirujano, por supuesto que no. Es como si le hubiesen gramado la sonrisa, y le hubieran llenado los carrillos de calcetines.
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Los hermanos Bogdanoff
Este caso es de los que te dejan sin palabras directamente. Dos hermanos gemelos, los hermanos Bogdanoff, que se operan, y siguen pareciendo gemelos. No se si calificar de artista al cirujano, o de maestro de los horrores.
Porque el resultado es muy parecido. Vamos, que dentro de lo que cabe, si lo que buscaban era diferenciarse, no lo han conseguido. Espléndido.
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Silvester Stallone
Este caso es de los más conocidos. Todo el mundo conoce a Stallone, a Rambo, a Rocky. Y que de tanto golpe, y de tanta guerra, se debió quedar así, con la cara fabricada a palizas.
Pero no, esas palizas tienen que ver con relleno de colágeno o bótox. Ya se sabe, esto es como cortarse uno mismo el pelo: un cachito por aquí, uy que queda desigual, otro poco por allá… y mierda, nos hemos pasado. Y así es como acaba uno pareciéndose a un saco de patatas.
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Jackie Stallone
Y si, lo del saco de patatas viene de familia. La madre del mítico Stallone, tiene miedo a envejecer. Por eso, creyó que era mejor armarse con operaciones, y parecerse a la muerte en persona, para que no la reconociera.
En todo caso, ella admite que fue un mal trabajo, y dijo que se parecía a una ardilla llena de nueces. Algo es algo, pero eso no evita que nos asuste cada vez que veamos sus fotografías.
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Michaela Romanini
Uno de esos casos en los que te preguntas: ¿por qué? Porque ves la foto del «antes», y no hay razón para operarse. Una cara bonita. Porque lo siguiente que vemos es el espanto en persona.
Michael Romanini no es una persona de un campo específico, sino que es una socialité italiana. Vamos, como Olivia Palermo, o Tamara Falcó. Así que un buen día, decidió hacerse una operación. Ya me imagino yo: «por probar una vez, no pasa nada». No, hija, no. Solo acabas pareciendo una de esas máscaras artificiales de Halloween o Carnavales.
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Latoya Jackson
Y lo que una se pregunta es: ¿es el mismo cirujano que el que operó a su hermano? Porque le ha dejado la misma horrible nariz de cadáver.
No sabemos qué les daban de comer a los hermanos Jackson, porque todos salieron con complejos, y listos para entrar en el quirófano. Al menos Janet parece que lo hizo bien, porque dentro del parecido, tenía su personalidad, y parecía haber aprendido de los errores de su hermano. En cambio, Latoya no, y parece más blanca y con esa nariz afilada que es antinatural.
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Tori Spelling
La hija del desaparecido productor, cuando era joven, tenía su encanto. Se basaba en ser una belleza rubia, una más. Ahora, ya, veinte años después, crecidita, ha utilizado su herencia en editar su propio libro, un par de programas más, y básicamente en seguir amasando su fortuna.
Hablando de amasar, le han dejado una cara tan ancha, que te dan ganas de amasarlo como un trozo de pan.
