Las medidas de higiene en la hostelería tras la pandemia

La hostelería ha sido uno de los sectores más dañado por la pandemia COVID-19, tanto en su labor de cara al público como en la del mantenimiento e higiene de sus instalaciones. La obligatoriedad de aumentar sus normas de limpieza, como por ejemplo en los fregaderos industriales o en los lavavajillas, supuso un antes y un después en su manera de trabajo habitual.

Ahora, con la eliminación de la obligación del uso de la mascarilla, se enfrentan a un reto más; ya que, además de actuar dependiendo de lo que establezca la normativa del gobierno central, y de cada comunidad autónoma, recae sobre sus responsables la última palabra sobre qué hacer en este tema tan peliagudo.

Las nuevas medidas anticovid en el ámbito de la restauración y la hostelería 

En primer lugar, hay que tener presente que a partir de abril de 2022 las leyes españolas solo exigen la utilización obligatoria de estos elementos en hospitales y centros de salud, residencias de ancianos y transporte público.

Pero respecto a bares, restaurantes, cafeterías, terrazas y otros locales donde se sirvan comidas o bebidas, las normas solo apuntan que, no siendo obligatorio su empleo para el cliente final, queda a discreción de los servicios de seguridad e higiene en el trabajo (que todos deben tener) su uso por parte de los trabajadores.

La incertidumbre ante el mantenimiento de medidas como la distancia de seguridad o del lavado específico, tanto personal como de elementos de uso común, como el del mobiliario de hostelería para terrazas, frente a la eliminación del uso de mascarillas, está creando un auténtico desconcierto a la hora de que los dueños de estos establecimientos tomen la decisión adecuada.

Por ejemplo, para muchos que con la inminente llegada del buen tiempo ya han adquirido alguna sombrilla profesional para hostelería se presenta la duda de si al estar al aire libre donde el uso de las mascarillas no es obligatorio, los empleados que atienden las terrazas deben llevarla o no.

Esto, aunque parezca sencillo, no lo es. La decisión es muy difícil de tomar, puesto que, por un lado, hay que cumplir con la ley y respetar los derechos de los trabajadores; y por otro, mantener a los clientes satisfechos, ya que habrá aquellos a los que no les importe que se les atienda sin tapabocas y otros que quizás jamás vuelvan si los empleados no lo llevan.

A medida que comience la apertura de las zonas abiertas de ocio, como terrazas o chiringuitos, se podrán encontrar todo tipo de casuísticas referentes al uso de las mascarillas, y además multiplicada por la llegada del verano y con él de los turistas.

Cada país tiene sus normas y para un establecimiento medio que por su ubicación es frecuentado por personas procedentes de lugares dispares, esta nueva reglamentación anticovid tan ambigua, y dada a la interpretación de cada uno, en principio no parece beneficiosa. Se debe seguir cumpliendo con la higiene especial en cocinas y manipulación de alimentos que marcaba la anterior, y adaptarse a la nueva que contempla la posibilidad de hacerlo sin mascarilla; y esto es complejo de compaginar.

Habrá que esperar a los resultados, tanto laborales como de caja, cuando termine la temporada de verano, para poder evaluar esta novedad, con mejor criterio y objetividad y ver si ha sido acertada o no.