Portaceli adapta ‘La casa de los espíritus’ y propone en el Grec una «lección de tolerancia»

La directora teatral Carme Portaceli llevará al Festival Grec una «lección de tolerancia» con la obra ‘La casa de los espíritus’, una novela de la autora chilena Isabel Allende y adaptada por la dramaturga Anna Maria Ricart que se podrá ver los días 18 y 19 de julio en el Teatre Grec de Montjuïc.

Así lo ha dicho Portaceli en la presentación de la obra este miércoles en Barcelona junto a Anna Maria Ricart y el director del Festival Grec, Cesc Casadesús, el director artístico del Teatre Romea –coproductor de la obra–, Josep Maria Pou, y la actriz Carme Conesa.

Además de la de Conesa, el montaje teatral cuenta con las interpretaciones de Inma Cuevas, Jordi Collet, David Fernández y Francesc Garrido, entre otros, y aterriza en el Grec después de cancelar su estreno en la edición anterior por la pandemia y pasará por el Romea tras una gira por otros festivales de verano.

Para Portaceli, la función ahonda en la familia Trueba a lo largo de cuatro generaciones y de la mano de una saga de mujeres con nombres propios relacionados con la luz –Nivea, Clara, Blanca y Alba– que muestran hasta qué punto la tolerancia, el progresismo y «el feminismo son civilizadores».

Portacelli ha recordado que Allende escribió la novela con tan solo 35 años y ha puesto en valor que «una mujer tan joven pudiera tener la experiencia vital para abordar esta escalera de valores, la de la tolerancia y la del respeto».

La directora ha destacado la responsabilidad colectiva del sector cultural por difundir arte, «lo único que tiene capacidad de guardar en la memoria de las personas» valores y principios, una tarea que asegura no puede conseguir ni la política ni la academia.

REPLANTEAR LAS DRAMATURGIAS

Por su parte, Anna Maria Ricart ha defendido que su intención era reivindicar el realismo mágico literario a través de una «revisión» de la obra de Allende con una adaptación que consigue respetar y reflejar la perspectiva y el relato original.

En ese sentido, Josep Maria Pou ha destacado que este montaje de Portaceli es un «mensaje de que las nuevas dramaturgias deben buscar historias, transformarlas y volver a elaborarlas desde lecturas» actuales y perspectivas nuevas para apelar al público.