El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), el máximo órgano del instituto emisor de la zona euro, atribuyó en su última reunión de política monetaria, celebrada el pasado 22 de abril, a factores temporales el aumento de la inflación en el arranque de 2021, aunque admitió que los riesgos para las perspectivas parecían inclinados al alza.
De este modo, según reflejan las actas del encuentro, los miembros del Consejo del BCE «coincidieron en la importancia de no prestar atención al aumento de la inflación a corto plazo, que se esperaba que fuera temporal, así como a la mayor volatilidad prevista para los próximos 12 meses».
En este sentido, los banqueros centrales de la eurozona señalaron que la inflación se había recuperado en los últimos meses debido a algunos factores idiosincrásicos y temporales, así como por el repunte de la inflación de los precios de la energía, mientras que las presiones subyacentes sobre los precios se mantuvieron moderadas en un contexto de holgura económica y una demanda aún débil.
Asimismo, durante el debate en el seno del Consejo se argumentó que todavía existía un grado significativo de exceso de capacidad en el mercado laboral y no había evidencia de que la fijación de salarios estuviera repuntando significativamente.
Por otro lado, con respecto a la evolución reciente del tipo de cambio, se señaló que el euro se había apreciado ligeramente y se destacó que una mayor apreciación del tipo de cambio «podría tener implicaciones adversas para las perspectivas de inflación».
A este respecto, se indicó que, aunque las expectativas de inflación a más largo plazo recogidas por el BCE en la encuesta de expertos se mantuvieron sin cambios, en un 1,7%, los indicadores de mercado sobre las expectativas de inflación sí habían aumentado.
«Si bien este aumento reflejó principalmente un incremento en las primas de riesgo, también hubo un crecimiento genuino, aunque pequeño, de las expectativas de inflación», señalaron.
Sin embargo, los miembros del Consejo afirmaron que en la actualidad «no se observó ningún riesgo de que las expectativas de inflación se desanclaran al alza», aunque advirtieron de que sería oportuno monitorizar las implicaciones para las expectativas de inflación de una mayor subida de los precios durante 2021 y los posibles efectos de segunda ronda.
Asimismo, apuntaron que la reunión de política monetaria del próximo mes de junio brindaría la oportunidad para realizar «una evaluación exhaustiva de las condiciones de financiación y de las perspectivas de inflación» sobre la base de las nuevas proyecciones macroeconómicas elaboradas por los expertos del Eurosistema.