Un peligro: por qué no deberías chupar las cabezas de los langostinos

Ya estamos empezando a asumir que este año las navidades serán atípicas, muy diferentes a las que hemos conocido toda la vida. No habrá fiestas de Nochevieja, ni reuniones de la familia al completo, ni cenas de empresa ni con todos los amigos. Pero, pese a todo, hay cosas que nunca cambian por esas fechas. Una de ellas es la comida: pavo, turrón, mazapanes, polvorones y, en muchas casas, también langostinos. Todo un clásico en las mesas familiares para estas fiestas.

Son casi un capricho, una comida especial para unos días muy especiales. Pero conviene tener cuidado con los langostino y con lo que aprovechamos y dejamos de aprovechar en ellos. Hay tantos gustos como colores, y en todas las casas de España habrá alguien a quien le guste tanto el langostino que quiera rematar la faena chupando la cabeza. Si tú eres uno de ellos, o algún familiar tuyo, más vale que tengas cuidado. Estas son las razones por las que no deberías sorber los sesos de los langostinos.

Más químicos en las gambas

Langostinos

El cadmio no es el único elemento químico que contienen las gambas virtualmente peligroso para la salud de nuestro organismo. Es habitual que las empresas que comercializan este tipo de pescados los rocíen con sulfitos. Lo hacen para evitar que el producto tenga un aspecto ennegrecido y, por lo tanto, sea menos vistoso para los consumidores.

Los sulfitos, que también se concentran en la cabeza de gambas y langostinos, son también perjudiciales y levemente tóxicos para nuestro cuerpo. Según diversas investigaciones publicadas por científicos de la Unión Europea, el consumo de sulfitos puede generar reacciones alérgicas, ataques de asma y urticarias.