Un peligro: por qué no deberías chupar las cabezas de los langostinos

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Ya estamos empezando a asumir que este año las navidades serán atípicas, muy diferentes a las que hemos conocido toda la vida. No habrá fiestas de Nochevieja, ni reuniones de la familia al completo, ni cenas de empresa ni con todos los amigos. Pero, pese a todo, hay cosas que nunca cambian por esas fechas. Una de ellas es la comida: pavo, turrón, mazapanes, polvorones y, en muchas casas, también langostinos. Todo un clásico en las mesas familiares para estas fiestas.

Son casi un capricho, una comida especial para unos días muy especiales. Pero conviene tener cuidado con los langostino y con lo que aprovechamos y dejamos de aprovechar en ellos. Hay tantos gustos como colores, y en todas las casas de España habrá alguien a quien le guste tanto el langostino que quiera rematar la faena chupando la cabeza. Si tú eres uno de ellos, o algún familiar tuyo, más vale que tengas cuidado. Estas son las razones por las que no deberías sorber los sesos de los langostinos.

 

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Mayor concentración en la cabeza

langostinos

Según la citada institución sanitaria española, “la ingesta de cadmio cuando se consume la cabeza supone 4 veces la ingesta que se obtendría al consumir solo el abdomen”. La explicación  a esto está en la peculiar anatomía de estos animales. Como ya hemos explicado, el cadmio se acumula en el hígado y los riñones, que en el caso de las gambas y langostinos se sitúa en la cabeza.  

El cadmio no cumple ninguna función biológica en el organismo ni aporta ningún nutriente, más bien al contrario. Si se acumula en exceso en nuestro cuerpo tendremos problemas. El organismo humano carece de recursos y mecanismos para deshacerse de la sustancia tóxica.