La otra cara (no tan buena) del 5G

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A estas alturas ya habrás oído hablar del 5G cientos de veces. Para la gente común y ordinaria, sin conocimientos especiales de tecnología e informática, resulta difícil comprender de qué va esto. 5G son las siglas utilizadas para referirse a la quinta generación de tecnologías de telefonía móvil. Entre otras prestaciones, el 5G permite navegar a una velocidad superior a la que permitía el 4G y tecnologías anteriores.

La tecnología 5G, para ser considerada como tal, debe de reunir ocho requisitos. Una tasa de datos de hasta 10Gbps, entre 10 y 100 veces superior a la red 4G; latencia de un milisegundo; una banda ancha 1000 veces más rápida por unidad de área; hasta 100 dispositivos más conectados por unidad de área; disponibilidad del 99,99%; cobertura del 100%; reducción del 90% en el consumo de energía de la red y hasta diez años de duración de la batería en los dispositivos IoT (Internet de las Cosas) de baja potencia.

No obstante, no todo son ventajas, eficiencia y velocidad en el 5G. Tiene también sus inconvenientes.

Alterar los pronósticos meteorológicos

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Un reciente estudio de la Universidad de Rutgers acaba de encontrarle un nuevo inconveniente a la red 5G. Según esta investigación, las señales de los satélites del tiempo podrían sufrir interferencias debido a las redes móviles 5G. Los científicos descubrieron que la interferencia de estas redes de alta velocidad podría alterar los pronósticos de precipitaciones en torno a 0,9 milímetros y los de temperatura en 2,34º.

Los investigadores han descubierto que las señales de frecuencia 5G tienen el potencial para desorientar los sensores que conectan con los satélites meteorológicos. Estos sensores, que miden la cantidad de vapor de agua en la atmósfera, son fundamentales para que los meteorólogos puedan acertar en sus pronósticos. 

Seguridad cibernética

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La agencia europea de ciberseguridad ENISA también advirtió hace unos meses sobre los altos riesgos que podrían traer las redes 5G. Los expertos de esta institución consideran que no hay suficientes garantías de seguridad. Insisten en que las amenazas que ya existen en las redes 4G se intensificarán a medida que aumente el número de usuarios, datos y ancho de banda de la red.

La menor latencia también plantea un riesgo. Casi cualquier dispositivo se puede usar de forma remota a través de Internet. Esto significa que los ataques cibernéticos se vuelven más peligrosos, ya que los piratas informáticos podrían aprovechar estas conexiones para cambiar la dirección de un automóvil o encender un horno doméstico, por ejemplo.

Reforzar los controles

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Aún será necesario esperar a que se cree un sistema de seguridad que impida que los piratas de la red hagan su agosto surcando las redes 5G. Los dispositivos y sensores de Internet de las cosas  exigirán una autenticación más compleja para evitar el acceso no autorizado, que es precisamente lo que lo hace vulnerable a los piratas informáticos.

La revolución es tal que los dispositivos anteriores, incluso los actuales, no pueden asumir la velocidad y la cantidad de información que circulará. Y esto, evidentemente, implicaría reemplazar esos dispositivos por otros nuevos y más solventes. Obviamente, no sin la duda de si los nuevos estarán suficientemente preparados. Sin embargo, teniendo en cuenta que en los últimos años la innovación producida ha sido menos significativa, quizás la próxima incorporación de la 5G sea un incentivo para que los desarrolladores nos dejen con la boca abierta.

Riesgos para la privacidad

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La Agencia Española de Protección de Datos presentó en junio un primer análisis sobre los problemas que podría entrañar la tecnología 5G respecto a la información personal de los ciudadanos. El estudio afirma que pronto se aplicará esta nueva tecnología, lo que provocaría un drástico incremento de dispositivos conectados. Este crecimiento podría generar un importante riesgo para la privacidad de los datos de los ciudadanos. La AEPD destaca que muchos de estos riesgos no son nuevos, sino que estaban presentes con las anteriores generaciones de telefonía móvil, pero podrían verse exponencialmente incrementados si la implantación de 5G alcanza las expectativas de éxito previstas.

Entre los asuntos más importantes hay que destacar la geolocalización exacta del usuario, las decisiones automatizadas y las vulnerabilidades derivadas de los entornos virtuales y funciones compartidas.

Alto coste de las infraestructuras

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Se sospecha que el coste real de instalar la infraestructura 5G es muy alto. El problema es que no es posible calcular con precisión cuál será el precio exacto, y eso es algo que pone muy nerviosos a inversores e instituciones. De hecho, aún no está del todo extendida en nuestro país la fibra óptica, de 4G, cuando ya se está hablando de implantar una nueva infraestructura.

También las licencias tienen un coste muy elevado. Todo invita a pensar que la implantación de la red 5G será un proceso largo, costoso y complicado.

Efectos del 5G sobre la salud

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Es este un tema polémico y muy controvertido. Generalmente se asocian las posturas que señalan los riesgos del 5G para la salud como conspiranoicas y anticientíficas. El Comité Científico Asesor sobre Radiofrecuencia y Salud es el organismo encargado de garantizar que la red sea segura.

El pasado mes de febrero la Organización Mundial de la Salud publicó el informe “Salud y redes móviles 5G”. Hasta la fecha, recalcan en el texto, “y después de muchas investigaciones, no se ha relacionado ningún efecto adverso para la salud con la exposición a tecnologías inalámbricas”.

No obstante, para inquirir más en la cuestión, puntualizan que la OMS “está llevando a cabo una evaluación de los riesgos para la salud derivados de la exposición a las radiofrecuencias, que cubre todo el rango de radiofrecuencias, incluido el 5G, que se publicará en 2022”.

En la misma línea que lo publicado por la OMS se expresa Rubén José Moreno Pablos, administrador de sistemas de TI de la empresa tecnológica Hiberus. Comenta que se han realizado numerosos estudios científicos para esclarecer qué hay de verdad en las afirmaciones de que el 5G puede ser dañino para la salud, “y todavía no se ha conseguido demostrar que perjudique de alguna manera”.