La bechamel es una de las salsas más versátiles en la cocina. No solo se utiliza para gratinar deliciosos vegetales, sino que también es perfecta para dar cremosidad a la pasta, acompañar carnes e incluso para hacer las más ricas y cremosas croquetas. Ahora bien, una bechamel perfecta debe ser sedosa, delicada y sin grumos. Así que presta atención a todo lo que te diré para que te quede de lujo.
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Unos pocos ingredientes capaces de crear una delicia
Con tan solo 5 ingredientes, puedes preparar una de las salsas más deliciosas y versátiles sin necesidad de comerte la cabeza.
Harina, leche, mantequilla, sal y nuez mocada, es lo único que requieres para disfrutar de una salsa bechamel perfecta, mucho mejor que la que puedes conseguir preparada. Hacerla es sumamente sencillo y aunque no lo creas, lograr que quede sin un solo grumo, también lo es.
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Comienza cuidando las proporciones
Ni muy aguada ni como engrudo, la bechamel tiene su punto de consistencia ideal; el cual, tal como te comentaba, debe ser cremoso, suave y delicado. Por supuesto, en caso de hacer una bechamel para croquetas, esta debe ser más espesa.
Ahora bien, cuando de la bechamel tradicional se trata, las proporciones debes vigilarlas de cerca para que quede perfecta. Lo recomendable es usar: 80 gramos de harina, 80 gramos de mantequilla y entre 600 y 800 ml de leche, los cuales debes ajustar según lo cremosa o líquida que la desees.
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El tamizado de la harina y su importancia
Es posible que te encuentres familiarizado con el proceso de tamizar la harina antes de utilizarla en la elaboración de pasteles y tartas.
Ahora bien, en el caso de la salsa bechamel, esta realidad no varía mucho, pues, será necesario tamizarla pasándola por un colador fino para que al momento de hacer el roux, esta caiga suelta y no apelmazada. Esto es clave para evitar grumos.
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El roux: la clave de la bechamel ideal
Roux, es el término de los franceses para referirse al proceso de ligar harina con mantequilla y este es sin dudas, el primer paso que debes dar con cariño para iniciar el proceso de preparación de esta salsa.
Comienza derritiendo la mantequilla a una temperatura baja en una sartén u olla, y poco a poco, ve añadiendo la harina mientras remueves para evitar que se formen grumos. Este paso es necesario darlo con mucha calma y despacio. Solo así, evitas grumos. A medida que avanzas, disuelve los pequeños grumos que se puedan haber formado, antes de añadir más harina.
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El mejor utensilio para remover
Remover la bechamel tiene su ciencia, y aunque pueda resultarte como una exageración, la verdad, es necesario que utilices solamente un batidor manual de varillas.
Si empleas una cuchara o paleta de madera, corres el riego de que se formen muchísimos grumos. Mientras que, con el batidor de varillas, se rompen los pequeños grumos con mayor facilidad.
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Mover y mover, no dejes de hacerlo
Así como es fácil de hacer, rica y versátil, la bechamel también requiere de tiempo y de paciencia.
Esta salsa forma parte de las que se deben vigilar de cerca de principio a fin; y no es para menos, al más mínimo descuido, se pueden formar grumos con rapidez. Más que no descuidarla, la clave está en no dejar de remover con el batidor manual de varillas; solo de esta manera, garantizas acabar con cualquier grumo que se pueda formar.
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Así debe estar la leche para que la bechamel quede perfecta y sin grumos
Ni se te ocurra añadir leche fría en el roux. Si haces esto, el choque de temperaturas hará que se te forme no un grumo, sino un grupo de ellos con los que será muy difícil lidiar.
Siempre que vayas a preparar la bechamel, ten en un cazo la leche y entíbiala un poco antes de comenzar a verterla sobre el roux. Solamente así, caerá y se integrará de forma perfecta sin formar ningún grumo.
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El truco de añadir la leche para evitar los grumos
Una vez que tengas la leche tibia, debes verterla sobre el roux y continuar batiendo con el batidor de varillas.
En este punto es necesario aclarar la velocidad con la que debes dar este paso. Si la viertes de un solo golpe, se formarán grumos en la salsa; así que, lo mejor será añadir la leche poco a poco y tal como te he comentado, sin dejar de batir en ningún momento. Al añadirla poco a poco e integrarla perfectamente antes de añadir más, también puedes calibrar la cantidad justa que necesitas, decidiendo si la quieres un poco más líquida o más espesa.
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¿Con todo lo que hiciste igual te quedaron grumos? Resuelve los grumos en la bechamel de forma sencilla
Si aun cuando has hecho de todo para que quede perfecta, te ha quedado con algunos grumos, no te preocupes, puedes resolverlo de dos maneras.
Pasa la bechamel por la licuadora y tritura muy bien hasta que los grumos hayan desaparecido. Ahora bien, si apenas se han formado unos pocos grumos, pásala por un colador y quedará perfecta; tal como si nada hubiese salido mal.
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Consérvala de la manera correcta
En caso de haber preparado la bechamel en víspera, conservarla de la manera correcta te ahorrará disgustos.
Coloca un trozo de papel film y presiona hasta que toque la superficie de la bechamel. Haciendo esto evitarás que se forme una costra que hará que se formen grumos justo antes de utilizarla.
Si te preocupa la cantidad de calorías que tiene de por sí la salsa bechamel, conoce cómo puedes hacerla sin una pizca de grasa.
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