Ribera: Es posible «una prosperidad razonable para todos compatible con la seguridad climática»

La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, se ha mostrado «bastante optimista» sobre la posibilidad de lograr «una prosperidad razonable para todos que sea compatible con la seguridad climática».

En el marco de las jornadas ‘El Futuro de la Ciencia y la Innovación’ en Bilbao, se ha celebrado una mesa redonda con el título ‘¿Podemos ser un país avanzado sin ser una potencia en ciencia e innovación?’, en la que ha participado Teresa Ribera junto a la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia, y el director general en la Asociación Española de Bioempresas, Ion Arocena.

En su intervención, Ribera ha asegurado que España cuenta «con capacidad, con conocimiento y con recursos» como para «hacer una apuesta mucho más estable» en ciencia e innovación y dejar «aquello de que inventen otros», porque hay capacidad de «ser líderes en algunas de las cuestiones más importantes para resolver problemas de nuestros días».

En palabras de la ministra, «la apuesta para poder seguir construyendo para las próximas décadas es determinante y el respaldo social para que esto se haga existe», por lo que España está en «muy buen momento para aprovechar todos esos recursos y el gran desafío es cómo asegurarnos que la estrategia de conjunto para acompañar las distintas fases y mantener su vivencia a lo largo de años, de décadas, se mantenga en el tiempo».

Teresa Ribera ha planteado que «hay campos que España es una gran potencia que deben seguir siendo apuestas claras porque está bien posicionada de entrada» y otros en los que «a lo mejor tenemos que hacer de la necesidad virtud».

En todo caso, ha sostenido que «es fundamental tener una capacidad de análisis estratégico» y que «se nutra y se mejore con un diálogo constante con todos los actores clave» y el tejido económico e industrial. No obstante, ha planteado que, por su parte, no cree que solo se pueda apostar «a lo que resulte útil en el corto plazo», sino que se debe «manejar las distintas dimensiones en simultáneo y con las modulaciones que corresponda en cada momento».

También ha incidido en la importancia de «poner acento en la dimensión social» en términos «de demanda y de viabilidad». «Hay veces que las cosas fracasan porque no se entienden o se rechazan», ha advertido. De este modo, ha apuntado que «hay un colectivo capaz de interiorizar y operativizar muchas de las propuestas de la I+D+i, que son los actores económicos», pero «no hay que descuidar los factores de tipo social más amplio».

Para Ribera, ante «el desafío tan inmenso» desde el punto de vista de «transformación tan profunda del modelo de progreso y desarrollo que nos ha acompañado durante décadas y que hoy muestra con tanta claridad sus límites», es «determinante» activar «todas las palancas» e «investigar, conocer, desarrollar, de manera complementaria en red, cada cual con sus especialidades puestas al servicio de los colegas de otros sitios».

En todo caso, se ha mostrado convencida de que se está «en un momento dulce», en el que «se entiende que son apuestas fundamentales si queremos tener algo más que la supervivencia de cada día», y ha apelado a «aprovecharlo» y sumar a los distintos actores en torno a la estrategia de ciencia, conocimiento e innovación «a nivel país».

Preguntada sobre las advertencias del Nobel de Física Georgio Parisi sobre crecimiento del PIB y clima, ha opinado que «toda la transformación del modelo de progreso que tenemos hoy a uno compatible con los límites del sistema climático va a dar mucho PIB» porque «se trata de transformar las ciudades, la movilidad, el empleo, las infraestructuras, la energía…». «Da para muchísimo», ha señalado.

La ministra ha alertado de que se está «en un momento enormemente dramático desde el punto de vista de la salud del sistema climático», en el que «todas las alarmas han sonado ya», y ha advertido del «nivel de destrucción de bienestar, de costes, de sufrimiento» que lleva acarreado «no reaccionar a tiempo». Además, ha añadido que «una transformación tan trasversal, tan importante y en tan poco tiempo es imposible acometerla sin tener muy delante los impactos redistributivos y las medidas sociales que deben acompañarlas».

En todo caso, se ha mostrado «bastante optimista». «Creo que es posible pensar en una prosperidad razonable para todos que sea compatible con la seguridad climática».

Finalmente, ha destacado que, en la actualidad, «pueden tener lugar en cualquier sitio y hay que facilitar que esto tenga lugar». «No significa que vayamos a tener premios Nobel en municipios de menos de 500 habitantes, pero en cada entorno pequeño tenemos que poder asegurar que, si hay una capacidad que alguien está dispuesto a impulsar, pueda encontrar cómo hacerlo», ha señalado.

ESPECIALIZACIÓN EN BASE A FORTALEZAS

Por su parte, la consejera vasca Arantxa Tapia ha advertido de que, en investigación, tecnología e innovación, hay que abordar «qué queremos», pero es «casi más importante para qué», algo que, a su entender, «ha faltado un poco». En este sentido, ha incidido en la necesidad de tener «un modelo de desarrollo económico y social que sea de largo plazo».

Tapia ha subrayado que «hay que saber trasladar al tejido productivo» la investigación y la tecnología para que «realmente sea el que traccione» porque, «por muchos recursos públicos que dispongamos sobre la mesa las administraciones, quien tracciona de la I+D después es la parte privada y, si no entra dentro de esa cadena, va a ser imposible después que lo traslademos a ese tejido económico».

La consejera ha defendido la «especialización» y la existencia de «una cierta transferencia a mercado». Según ha indicado, aunque «no todo tiene que ser de inmediato a mercado», se debe intentar «buscar esa cercanía».

En esta línea, ha explicado que Euskadi decidió especializarse analizando las «fortalezas» científico-tecnológicas y también las industriales para basar el crecimiento sobre esos dos ámbitos «tratando de diversificar y buscando nuevos nichos de mercado pero sin olvidar dónde está nuestra base» porque, si no, parece que «cada plan de ciencia, tecnología e innovación parte de cero» y eso «no puede ser».

Tapia no ve «dicotomía» entre PIB y actuación contra el cambio climático y ha advertido de que se necesita un crecimiento de la economía para tener «los recursos» para abordar actuaciones contra el cambio climático, de crecimiento de I+D o de mejora de los sistemas educativos y de salud. «Nos tenemos que transformar pero tenemos que continuar con unas condiciones suficientes como para poder abordar esas condiciones de bienestar», ha apelado.

Por su parte, el director general en la Asociación Española de Bioempresas, Ion Arocena, ha coincidido con Tapia en «la falta de mirada a largo-medio plazo que ha faltado de forma tradicional» y en poner a la I+D en la «visión de país que construir de cara al futuro».

Asimismo, ha advertido de que la I+D necesita «esfuerzos continuados» porque, si no, «no solo se para la máquina, sino que se retrocede», como con la crisis de 2008. «Hemos atravesado 15 años perdidos», ha lamentado Arocena, que ha apuntado que la inversión privada está por encima del nivel precriris pero la pública sigue estando «un poco por debajo».

A su entender, es necesario apostar por sectores «donde se tenga capacidades en el país, que tengan potencialidad de general mayor impacto económico y social y alineados con los grandes retos que tenemos por delante». Asimismo, ha advertido de que es preciso cambiar los modelos de transferencia de tecnología lineales, de manera que se pase a tener «espacios compartidos» donde empresas y sector público puedan «trabajar de la mano».