Un nuevo estudio del Centro Médico Beth Israel Deaconess (Estados Unidos) han evaluado la inmunogenicidad de las vacunas de Pfizer y Moderna contra la COVID-19 en mujeres embarazadas y lactantes. Los investigadores descubrieron que ambas vacunas desencadenaban respuestas inmunitarias en las mujeres embarazadas y lactantes.
Otros análisis revelaron que los anticuerpos maternos de las vacunas se transfieren a la sangre del cordón umbilical y a la leche materna del bebé, según los resultados del equipo, que se han publicado en la revista ‘Journal of the American Medical Association’.
Las mujeres embarazadas con COVID-19 sintomático tienen un mayor riesgo de ingresos en la unidad de cuidados intensivos, ventilación mecánica y muerte en comparación con las mujeres en edad reproductiva no embarazadas. También se ha observado un aumento de los partos prematuros y de las muertes fetales en los embarazos complicados por la infección vírica.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) recomendaron que las personas embarazadas pueden optar por vacunarse según el criterio de su médico. Sin embargo, ni embarazadas y lactantes se incluyeron en los ensayos de eficacia de la vacuna de fase 3; por lo tanto, los datos sobre la seguridad e inmunogenicidad de la vacuna en esta población son limitados.
«Nuestro estudio apoya el uso de las vacunas en personas embarazadas y lactantes. Los anticuerpos provocados por la vacuna que detectamos tanto en la sangre del cordón umbilical como en la leche materna sugieren que la vacunación de las madres embarazadas podría proteger a los bebés de la infección por COVID-19. Las investigaciones futuras deben centrarse en determinar el momento de la vacunación que optimice la entrega de anticuerpos a través de la placenta y la leche materna a los recién nacidos», explica la autora principal, la doctora Ai-ris Y. Collier.
Los investigaodres llevaron a cabo un estudio exploratorio y descriptivo de 103 mujeres, de entre 18 y 45 años, que recibieron una vacuna COVID-19 de ARNm (el 54 por ciento recibió Pfizer; el 46 por ciento Moderna). Los científicos hallaron niveles similares de función de anticuerpos inducidos por la vacuna y respuestas de células T en todas las mujeres no embarazadas, embarazadas y lactantes después de su segunda dosis de la vacuna. Además, tanto las mujeres embarazadas como las no embarazadas que recibieron las vacunas de ARNm desarrollaron respuestas inmunitarias cruzadas contra las variantes de COVID-19 de interés B.1.1.7 y B.1.351.
«Las vacunas suscitaron respuestas inmunitarias robustas en mujeres embarazadas, lactantes y no lactantes. Además, las respuestas de anticuerpos provocadas por la vacuna fueron mayores que las respuestas de anticuerpos observadas tras las infecciones por COVID-19. Estos resultados se suman a los datos emergentes que apoyan el uso de estas vacunas en mujeres embarazadas y lactantes», remacha otro de los autores del estudio, Dan. H. Barouch.