Productos de supermercado que nos hacen ver lo ‘flojos’ que somos

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La vida en el occidente desarrollado es muy cómoda, y nos acostumbramos pronto. Sin necesidad de mayores esfuerzos, todo lo conseguimos ya hecho y preparado en el supermercado. E incluso nos lo pueden traer a casa después de que hayamos hecho la compra con el móvil desde el sofá de casa. Si nuestros abuelos viesen cómo conseguimos la comida, cómo la preparamos y cómo la comemos, no darían crédito a lo que ven.

Pasearse por los pasillos de una gran superficie sería una experiencia traumática para muchos de ellos. En las estanterías encontramos productos que dicen mucho sobre nuestro estilo de vida. Siempre acelerados, siempre con prisas, siempre engullendo a toda velocidad para ponernos a hacer otra cosa, sin tiempo para cocinar ni ganas para ello…Todo un retrato de nuestra vida y nuestras costumbres.

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Un huevo frito

Literalmente, un huevo frito. Este es la imagen que se hizo viral en Twitter hace pocos días. Es triste y desolador pensar que hay personas que compran los huevos fritos así, plastificados y con una pinta bastante mala. Esa gente seguro que no piensa en sus abuelas cuando se mete esto en el carro de la compra.

“Qué desastre”, decía la tuitera, y razón no le falta. Ciertamente, hay que ser inútil y algo masoca para preferir comprarse este huevo antes que freírse uno en la sartén. ¿A qué diantres sabrá esto? Seguro que a este huevo no se le sale la yema para mojarla luego en el pan. ¿Para qué entonces comerse un huevo?