La Unión Sindical Obrera (USO) denuncia que tras una década de la reforma laboral de 2010 se han suscrito 172 millones de contratos y solo se han registrado apenas medio millón de jornadas completas, lo que supone 322 contratos para cada jornada entera.
Así lo refleja un estudio realizado por el gabinete de estudios del sindicato que compara la situación de empleo actual con la de hace una década, justo cuando este miércoles se cumple una década de la reforma laboral de 2010 del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que estuvo año y medio en vigor, pero que «sentó las bases de los grandes recortes de derechos laborales de la legislación laboral vigente», y contra la que USO convocó una huelga general.
El secretario general de USO, Joaquín Pérez, señala que entre 2010 y 2013 cayó fuertemente la afiliación a la Seguridad Social, y lo hizo más en los años de las dos reformas, 2010 y 2012, que en sus sucesivos, 2011 y 2013, respectivamente. Así, considera que los esfuerzos legislativos para dinamizar el mercado laboral llevaron una «dirección errónea», ya que «debían haberse orientado a potenciar la actividad económica, que es la que sí necesitará de más personas trabajadoras».
En este sentido, el estudio de USO refleja que la afiliación a la Seguridad Social no volvió a los niveles de 2010 hasta 2016, y fue a partir de ahí cuando comenzó a ganar cotizantes a tenor de un millón anual hasta el golpe de la pandemia del coronavirus, que ha devuelto las cifras a agosto de 2018. Sin embargo, apunta que esos datos de afiliación son «engañosos».
«Se han recuperado cotizantes, pero no se han generado puestos de trabajo de calidad. Hay muchos más trozos de empleos pero no tantos empleos. Mirando las jornadas completas efectivamente trabajadas, no fue hasta 2018 cuando se recuperó el nivel de empleo de 2010. Mientras en 2019 había 1,6 millones de cotizantes más, en realidad solo había 530.000 nuevas jornadas completas», analiza Pérez.
Sin tener en cuenta el golpe de estos meses, el estudio apunta que para llegar a una situación de apenas medio millón de jornadas completas nuevas en una década, la «de la recuperación», se han firmado 172 millones de contratos, lo que supone 322 contratos para cada jornada completa.
A su juicio, la reforma laboral de 2010 abarató el despido y trajo precarización laboral por medidas que dieron más poder a las ETT en detrimento de las labores del SEPE, fomentando agencias de colocación que «solo ofrecen trabajos temporales».
En consecuencia, señala que España tiene una tasa de temporalidad un 8% superior a los países de su entorno. «En diez años, el porcentaje de contratos indefinidos firmados no llega al 9%, y las peores cifras se dieron precisamente al año siguiente de cada reforma, con el 7,7% de contratos indefinidos sobre el total», recuerda Pérez.
PIDE UNA CONTRARREFORMA Y CRITICA EL «PARIPÉ BOCHORNOSO» CON LOS ERTE
El dirigente sindical avisa de que estos datos se han visto agravados si se comparan con el efecto pandemia y aboga por una «corrección de los ataques y contrarreforma laboral» para reconstruir la legislación laboral con garantías para las personas y fomentar el empleo con políticas económicas «efectivas».
Para USO, el otro «gran error» del planteamiento de la recuperación es «la bajada salarial en términos de poder adquisitivo, tras una recuperación de sueldos dada por el estancamiento de la inflación y no por las subidas.
«Los acuerdos por la negociación colectiva han sido un circo sin más efectos que la foto de la firma, al igual que lo está siendo el proceso actual para ampliar los ERTE. Con septiembre ya avanzado y el 30 como último día de protección especial de los ERTE por covid, el paripé bochornoso de anunciar que el diálogo social se reúne para acordar que va a reunirse es un insulto para todos los trabajadores y pequeños empresarios que no saben qué será de su vida en tres semanas», ha recriminado Pérez.