El gas natural puede ayudar a mejorar la calidad del aire y a combatir el efecto invernadero

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El cambio climático es uno de los mayores desafíos que enfrenta la sociedad actual. Las   emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), en unos picos máximos históricos, amenazan con cruzar el umbral de la irreversibilidad, con consecuencias devastadoras para el futuro de la humanidad. Ante la necesidad de responder con urgencia a estos retos si dejar de satisfacer la creciente demanda energética, son cada vez más los expertos que sitúan al gas natural como una energía de transición clave en la consolidación de un modelo de desarrollo bajo en emisiones.

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Hacia una economía baja en carbono

Con el objetivo de mitigar y frenar el calentamiento global, la Unión Europea ha aprobado una hoja de ruta con diversas acciones orientadas a alcanzar el horizonte de las cero emisiones . Sus objetivos, vinculantes para todos los Estados miembros, implican una reducción de las emisiones de GEI en 2050, al menos, en un 80% respecto a los registros de 1990, y la utilización de, al menos, un 27% de energías renovables en 2030.
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